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«Nos dejarán con la boca abierta». Visitamos a las bordadoras blancas.

Cultura

«Nos dejarán con la boca abierta». Visitamos a las bordadoras blancas.

Ana Belén Miñarro. Periódico EL LORQUINO. 17/03/2016 

«El ESTRENO DEL PASO BLANCO DE ESTE AÑO VA A TRIUNFAR, A SORPRENDER Y VA A DEJAR A MÁS DE UNO CON LA BOCA ABIERTA»

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Las bordadoras del Paso Blanco de Lorca nos cuentan los entresijos de su arte, piedra angular indiscutible de la singularidad y valor de nuestra Semana Santa.

Faltan menos cuarenta y ocho horas para que el primer desfile biblico-pasional deslumbre la Avenida, pero ellas irradian tranquilidad y relajación en su trabajo , como ajenas a toda la vorágine que ya se respira en la ciudad del Sol.

» El Gran Estreno y el resto de trabajo de esta temporada ya está preparado. Normalmente vamos más apuradas, pero esta vez, como excepción, hemos empezado con más tiempo y hemos acabado antes » explica una de las mujeres, sin apartar la vista de las puntadas que formarán parte ya del cortejo del 2017.

» Ha habido algún año que hemos tenido que trabajar en sábados, domingos , turnos de noche, e incluso en Viernes Santo por la mañana; como sea, tiene que salir». » Son momentos muy emocionantes», responde otra , con ironía simpática, desde la calma de una anécdota » a toro pasado».

Hablamos de las quince bordadoras del Paso Blanco de Lorca; de las treinta manos expertas cuya rutina es crear, durante 5 días a la semana, durante nueve horas al día, a pintar con agujas estos cuadros de hilo candidatos a Patrimonio de la Humanidad, que a ojos foráneos resultan indistinguibles de los de lienzo y pincel. Entre ellas hay simpatizantes blancas pero también azules, porque «Lorca es blanca y azul, y todos lo bordamos», comentan, parafraseando el nuevo eslogan turístico de la Ciudad de Sol que, reconocen, les ha dado más visibilidad.

» En esta época del año, sí que sale algo de nuestro trabajo a la luz, pero durante el resto del año apenas se habla del bordado. Este eslogan está muy bien, y notamos que en la calle se preocupan más , también a raíz de la candidatura a Patrimonio de la Humanidad, tenemos más presencia en el Ayuntamiento… De todas formas, cuando los bordados salen por la puerta, nosotras desaparecemos».

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Su tarea se adivina ardua, pero al observar desde fuera, la naturalidad y soltura a la hora de lidiar con agujas, tejidos, bastidores, mil y un tipos de hilos y y formas y escenas pictóricas complejas, uno no puede más que preguntarse cuál es el camino para llegar hasta ahí; » La mayoría de nosotras empezamos bordando en blanco, juegos de cama, mantelerías y esas cosas. A principios de los 80 hubo demanda de bordadoras en Lorca, de hecho, 5 de nosotras empezamos en 1983. Pero esto es práctica, práctica y práctica; cada día se aprenden cosas nuevas y trucos de bordado. También se necesita una vena , una cierta sensibilidad artística, pero lo que hace que salga bien es el tiempo».

Recientemente, se han incorporado como bordadoras del Paso tres chicas «muy jovencitas» procedentes de una escuela taller del Ayuntamiento. Pero las veteranas no se atreven a vaticinar el futuro del arte del bordado lorquino en manos de nuevas generaciones. Se encogen de hombros, entre gestos interrogativos. Porque eso nunca se sabe. Y es un trabajo muy sacrificado que incluso está repercutiendo en su salud.

«Al final de día salimos un poco mareadas, y después de cada temporada tenemos que ir a graduarnos la vista, a muchas de nosotras les están aumentando las dioptrías. Además, de forma temporal, tenemos dolores agudos en la espalda; nosotras decimos que tenemos un clavo».

Se suele decir que una madre no puede elegir entre sus criaturas , para nuestras bordadoras es complicado escoger sus obras predilectas; explican que han repetido algunos grupos dos veces, para enriquecerlos, ampliarlos y mejorarlos, aunque al final reconocen algunos ojitos derechos, como el traje nuevo de la Virgen de la Amargura . «Fue superespecial porque además había que bordar sobre malla, y eso no lo habíamos hecho nunca» recuerdan con un leve atisbo de emoción en la voz.

«El manto de la Fuensanta que nos encargaron desde Murcia a través del Coro de Damas también quedó muy bien, y también disfrutamos mucho el manto del Anticristo que se estrenó el año pasado, que es la pieza más grande de toda la Semana Santa de Lorca».Es muy importante destacar que estas bordadoras están muy lejos de meras ser máquinas ejecutoras de órdenes «que vienen de arriba», sino que son cabezas pensantes y voces críticas con voz y voto en las decisiones finales. «Una vez que los directores artísticos dibujan las piezas en bastidor, si surgen dudas, nos piden opinión, pero hay armonía entre directores y bordadoras; somos ya como de la familia», declaran.

«Ellos (los directores) vienen con una idea en la cabeza , pero cuando la plasmamos, a veces, no se consigue el resultado esperado y hay que cambiarla antes de iniciar la tarea.» Y una vez metidas ya en faena , ¿ A quién se acude si alguna parte del nuevo encargo que no se sabe hacer? Una de nuestras artistas señala su cabeza con el dedo índice. «Pues a pensar. Y pensando entre todas, poniendo en común nuestras ideas, a la larga, todo sale». En alguna ocasión, se recurre a la revisión del bordado de los mantos clásicos; «Vamos cogiendo punto corto en oro, punto corto indefinido y la técnica del punto felices». 

Ésta última es una técnica de punto patentada, exclusiva y muy laboriosa, que se utilizó para confeccionar el manto de la Virgen de la Amargura. Por ese motivo, sólo se utiliza si la pieza es muy especial, «aunque aquí hay manos para eso y para lo que nos echen», exclama, y las demás asienten.

«Aunque Emilio Felices, era muy bueno también tuvo que tener muy buenas artistas para ejecutar esa ideas, porque las que bordadoras somos la base de todo».

Como curiosidad histórica , el mencionado Emilio Felices, director artístico en el Paso Blanco a principios del s. XX , cuyo apellido dio nombre a la tan reconocida técnica de punto , se enamoró de una de sus bordadoras y acabó casándose con ella.

Y, al contrario de lo que cabía esperar, estas quince hacedoras del milagro del bordado lorquino, reconocen una cierta indiferencia cuando ven desfilar ante sus ojos las obras de arte que han salido de sus manos. «Somos las que menos nos sorprendemos , para nosotras los bordados son algo normal, y a la hora de las procesiones nosotras estamos ya algo quemadas; ya cuando ha pasado un cierto tiempo, ya empezamos a disfrutar de nuestro trabajo y lo vemos de otra manera». Y rematan «Vamos a triunfar un año más, con el nuevo estreno de este año; os vais a quedar con la boca abierta, es algo que va a sorprender».

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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