SALUD
La Comunidad amplia los controles para evitar la enfermedad de la ‘influenza aviar’
Los municipios deberán seguir una serie de instrucciones para minimizar los riesgos de contacto con aves silvestres para las aves domésticas
La Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente ha comunicado al ministerio del ramo la ampliación de los humedales y términos municipales considerados de especial vigilancia para prevenir la ‘influenza aviar’, los cuales aparecerán en una Orden ministerial.
En concreto, se trata de los humedales de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar (Mar Menor), de Lagunas de Campotéjar y de Lagunas de Las Moreras, y de los términos municipales de San Pedro del Pinatar, San Javier, Los Alcázares, Cartagena, Mazarrón, Molina de Segura y Lorquí.
Los municipios deberán seguir una serie de instrucciones con el objetivo de minimizar los riesgos que implican el contacto de aves silvestres para las aves domésticas, tanto de explotaciones avícolas comerciales como de otras explotaciones de autoconsumo.
Así, se debe evitar la cría de aves de corral al aire libre, el agua que consumen estas debe proceder de depósitos a los que no pueden acceder las aves silvestres y hay colocar telas pajareras, o cualquier otro dispositivo que impida la entrada de aves silvestres, en los pequeños corrales para autoconsumo. Asimismo, las aves domésticas deben alimentarse y beber en el interior de las instalaciones o en un refugio que impida la llegada de aves silvestres, con el fin de evitar el contacto de estas con los alimentos o el agua destinados a las aves de corral.
Enfermedad de origen vírico
La ‘influenza aviar’ es una enfermedad de origen vírico que puede afectar a diferentes especies animales y especialmente a las aves de corral (gallinas y pavos, entre otras).
El virus se clasifica en dos categorías, alta y baja patogenicidad, en función de la gravedad de la enfermedad que causa. La mayoría de las cepas de virus son de baja patogenicidad y no llegan a provocar enfermedad en las aves. No obstante, las cepas de alta patogenicidad pueden provocar una enfermedad extremadamente contagiosa y difusible que provoca una alta mortalidad.
Esta enfermedad afecta a un gran número de especies, aunque son las de corral, como gallinas y pavos, las más susceptibles de padecerla, así como las codornices y faisanes, entre otras.
Las aves acuáticas silvestres, y en particular las anatidas (patos y gansos), que no padecen de forma aguda la enfermedad, desempeñan un papel importante en la difusión de la misma, especialmente en el caso de las especies migratorias.
Las afectadas presentan signos respiratorios severos con sinusitis, cianosis de crestas, barbillas y patas, edema de cabeza, plumaje erizado, diarrea, signos nerviosos y muertes súbitas.
La transmisión se produce por contacto directo con secreciones, agua, pienso, equipo, ropa y personas contaminadas. Así como por los transportes de huevos, pienso o subproductos.
Existen condicionantes en los lugares donde se mantienen las aves (patios, jardines y zoológicos) y en las explotaciones de producción de carne y huevos que determinan un mayor riesgo, como la cercanía a zonas con gran densidad de aves migratorias, y en particular acuáticas; a humedales, lagos, ríos; a rutas migratorias, en especial de las aves acuáticas, y a explotaciones de cría al aire libre.
Asimismo, otros factores de riesgo son la introducción de aves de terceros países, las explotaciones en zonas de alta densidad, las explotaciones mixtas de aves y cerdos y aquellas cuyos propietarios o personal hayan viajado a países donde se ha manifestado la enfermedad.
La detección rápida de los posibles brotes es clave para poder minimizar los problemas comerciales y de sanidad animal que provocan.