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Revelan el secreto de una tribu del Amazonas que ayuda a prolongar la vida
Los ancianos de este pueblo aislado de la jungla brasilero-venezolana tienen la presión arterial de un niño.
La inevitable correlación entre la edad y el aumento de la presión arterial —un concepto ampliamente difundido entre cardiólogos— fue puesta en duda por una investigación realizada sobre dos pueblos aborígenes sudamericanos cuyos miembros, a diferencia de la mayoría de la población de los países occidentales, mantienen prácticamente la misma presión en el transcurso de toda su vida, informa el portal Science Alert.
El estudio, publicado el pasado miércoles en la revista JAMA Cardiology, analizó la presión sanguínea de 72 y 83 representantes, respectivamente, de la tribus de los Yanomami y de los Yekuana, que habitan en la jungla amazónica en la zona fronteriza entre Venezuela y Brasil.
El primer grupo vive de manera casi exclusiva de la caza y la recolección, de modo que su dieta es rica en fruta y fibra, al mismo tiempo que baja en grasas y sal. Mientras, la segunda tribu lleva un estilo de vida algo menos aislado, ya que comercia con el mundo industrializado e incluye en su dieta algunos alimentos procesados.
Los científicos establecieron que los representantes de los Yanomami tenían una presión sistólica —aquella que se da durante un latido— de 95 mmHg y una presión diastólica —el lapso entre dos contracción del corazón— de 63 mmHg. Estos parámetros fueron invariables en los individuos de diversas edades del grupo, ya fueran niños o adultos.
Si bien entre los niños más pequeños de ambas tribus estas cifras fueron similares, la presión de los representantes de los Yekuana fue, en promedio, de 5,8 mmHgmás alta hacia la edad de diez años y de 15,9 mmHg más alta hacia los cincuenta. Así, la presión de los individuos adultos del segundo grupo aumentó a un ritmo de 0,25 mmHg con cada año de vida.
A modo de comparación, la presión de un adulto promedio de EE.UU. es de 121 y 71 mmHg, mientras que aumenta a razón de 0,6 mmHg cada año.
Los autores del estudio interpretaron estos datos como una suerte de ‘grupo de control‘ en relación a la dieta de los países occidentales. Concluyeron así que el aumento sostenido de la presión en el transcurso de la vida —un factor que puede incrementar el riesgo de enfermedades mortales como ataques al corazón, fallos renales y accidentes cerebrovasculares— puede ser reducido con ayuda de una dieta y un estilo de vida sanos.