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Nadal cae derrotado ante un Djokovic magistral en la final
El balear no tuvo opción ante el serbio, que dio un recital en todas las facetas del juego (6-3, 6-2, 6-3)
Se esperaba otra batalla titánica entres dos leyendas vivas del tenis, como otras muchas que habían protagonizado en sus 53 enfrentamientos, pero en la final del Open de Australia de la presente edición únicamente compareció a la guerra Novak Djokovic, que dio una exhibición ante un Rafa Nadal muy por debajo del nivel ofrecido en las últimas semanas, incapaz en ningún momento de contrarrestar el recital del serbio, campeón por séptima vez en la pista del Rod Laver Arena.
No entendía Nadal como el juego exquisito que había ofrecido en tierras oceánicas, sin perder un set, había desaparecido. Nada le salió bien al español mientras que el balcánico estuvo intratable desde la primera bola. Djokovic dominó con su servicio, sin ceder una sola oportunidad de break hasta el último set, y al resto fue un incordio constante, obligando al español a luchar prácticamentecada punto.
Nadal sólo había cedido dos saques en todo el torneo, en su primer partido en Melbourne, pero, ante un Djokovic muy concentrado, el balear ya empezó desubicado, cediendo un break en su estreno con el servicio. Un avión el de Belgrado desde el inicio, adjudicándose los tres primeros juegos y permitiendo que su rival ganase únicamente un punto de los primeros doce.
Los golpes del español apenas erosionaban la entereza del serbio, impecable en todas las facetas y amparada su brillantez en un revés superlativo. En el otro lado de la red, Nadal no comparecía, incapaz de ganar un punto al resto hasta el último juego del set, cuando el español ofreció resistencia pero cedió la primera manga del duelo.
Siguió sufriendo Nadal al inicio del segundo. Su nuevo y mejorado saque, infalible hasta la fecha en todo el torneo oceánico, sucumbió ante uno de los mejores restadores del circuito. Cuando se llegaba a la hora de partido, Djokovic tenía un set en el bolsillo y una rotura a favor en el segundo parcial. Superado, sin ritmo y sin una idea clara para poner en problemas a su rival, el español, además, sumaba errores no forzados con facilidad. Un panorama muy poco alentador para Nadal.
De revés o con la derecha, el serbio puso la bola donde quiso. Buscaba líneas y las encontraba mientras que Nadal fallaba siempre que intentaba arriesgar más de la cuenta. Apenas ningún golpe ganador del de Manacor. Con esta tendencia, Nadal perdió por segunda vez su saque y, sin ofrecer resistencia, Djokovic cerró la segunda manga con su saque. Cabizbajo y sin soluciones, prácticamente como nunca se le había visto, se marchó Nadal al banco.
Además del juego, Djokovic había derrotado la mejor virtud del español: su entereza mental, que tantos títulos de la ha dado. Nada cambió en el tercer set, con el balear perdiendo de nuevo su saque. Hacia el ecuador del parcial, en el cuarto juego con 3-1, Nadal, visiblemente apagado, se veía sin capacidad de reacción mientras que Djokovic, imaginándose ya con el trofeo, celebraba efusivamente algunos de sus mejores golpes.
Tuvo una mínima oportunidad de meterse en el partido Nadal con una bola de break, pero fue un espejismo ante un Djokovic que no llegó a los diez errores no forzados en todo el encuentro. Una cifra impensable ante Nadal en una final de Grand Slam. El final parecía escrito de antemano cuando al apena.
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Djokovic derrotó en sets corridos a Nadal por 6-3, 6-2 y 6-3. Y obtiene su SÉPTIMO título del primer Grand Slam del año
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