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Europa lucha contra la propagación de una oruga tóxica que puede causar asma
La procesionaria del roble está recubierta por centenares de miles de pelos microscópicos que provocan irritación, alergia e incluso asma.
Debido al calor anormal de este verano, varios países europeos están en alerta ante la proliferación de la procesionaria del roble, o ‘Thaumetopoea processionea’, una oruga que puede representar un peligro para la salud e incluso para la vida de los humanos, informan los medios.
Según Deutsche Welle, la plaga de esta oruga ya ha provocado en Alemania —especialmente en la parte occidental del país— el cierre de numerosos restaurantes, piscinas y escuelas, mientras varias personas tuvieron que buscar tratamiento médico.
Una situación similar se da en los Países Bajos, donde la mayor propagación de la procesionaria del roble en los últimos 30 años obligó a las autoridades a crear el 27 de junio un centro nacional para la coordinación de la lucha contra esta larva, segúnNL Times.
En Bélgica, la plaga estuvo a punto de obligar a cancelar el famoso concierto de rock que se celebra anualmente en Werchter. Para limpiar el territorio del evento, las autoridades recurrieron a los bomberos, que quemaron los insectos.
Por su parte, algunos municipios del noreste de Francia pretenden reducir la población de estas orugas instalando pajareras para herrerillos —un ave que se sabe que puede matar hasta 500 larvas al día para alimentar sus crías— y utilizando drones para rociar con insecticida los robles donde habita la procesionaria.
Peligro invisible
Los cuerpos de estas orugas están recubiertos por alrededor de 700.000 pelos de entre 0,1 y 0,3 milímetros de longitud que se desprenden fácilmente mediante cualquier influencia externa, como el viento o el contacto con algún objeto. Estos pelos diminutos pueden causar irritación, alergia e incluso provocar asma al entrar en contacto con la piel humana.
El peligro se ve aumentado por el hecho de que los pelos quedan adheridos en varias superficies en el hábitat natural de las orugas, de manera que no es necesario tocarlas para verse afectado.
«Es terrible. […] Sería fantástico que lloviera para que al menos el agua se llevara todo el pelo [de las orugas] de las hojas y del aire», dijo a Deutsche Welle un funcionario del municipio de Issum, en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia.
Empeora la situación que los pelillos de la ‘Thaumetopoea processionea’ sean prácticamente invisibles, indica el médico neerlandés y experto en medioambiente Henk Jans.
«No puedes verlos a simple vista, […] son demasiado pequeños», advirtió al diario NRC.