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Barreras arquitectónicas, un esfuerzo común para eliminarlas

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Barreras arquitectónicas, un esfuerzo común para eliminarlas

Para hacer de este mundo un lugar mejor para todos se debe ser consciente de las dificultades a las que, diariamente, las personas con capacidades disminuidas o los ancianos se enfrentan. Lo que para la mayoría de la población no es más que un simple escalón, para aquellos que van en silla de ruedas significa un muro insalvable. Las barreras arquitectónicas en las ciudades o en los propios hogares deben ser eliminadas en post de la mejora de la calidad de vida de un amplio sector de la población.

España tiene todavía un largo camino por recorrer para eliminar las barreras arquitectónicas que cubren todas sus calles, edificios y el transporte público, pero no solo en espacios públicos e infraestructuras. Este país también tiene mucho trabajo por delante para concienciar a sus propios ciudadanos para colaborar en este sentido. Y es que no son pocos los que con su actitud, dejadez e irresponsabilidad dificultan aún más el día a día de las personas que lidian con minusvalías o con una edad avanzada que les hace tener disminuidas sus habilidades motoras.

Mientras que para la calle estas mejoras dependen de los distintos gobiernos, dentro de la vivienda es exclusiva responsabilidad de sus habitantes conocer e implementar medidas que eliminen estas barreras. La sustitución de una bañera por una placa ducha, la ampliación de las puertas, la ubicación en altura de interruptores, tomas de corriente, elementos mal fijados al suelo, como cables, alfombras y felpudos, la adaptación de los muebles de la cocina o del cuarto de aseo y, sobre todo, la subida o bajada de las escaleras son las barreras más comunes dentro de los hogares.

Subir y bajar escaleras, la gran barrera

De entre todas las grandes complicaciones que encuentran las personas con facultades físicas disminuidas, las escaleras representan la peor de todas. En la mayoría de los edificios los ascensores no dan respuesta a este problema, pues sus puertas no llegan al ancho mínimo para que una silla de ruedas estándar entre con facilidad. Las puertas de estos aparatos deben tener un ancho mínimo de 85 cm y un interior de 140 cm x 110 cm.

Afortunadamente, empresas como Independi tienen la alternativa a los ascensores para escaleras perfecta. Sin instalación y a precios realmente asequibles, cualquiera que lo necesite puede eliminar esta barrera arquitectónica en su edificio o en su propio hogar con el uso de las sillas salvaescaleras.

Este objeto, la silla salvaescalera, junto a las orugas salvaescaleras se presentan como la solución ideal para que cualquier persona con movilidad reducida pueda acceder a ellas con seguridad, bajarlas o subirlas, trasladarse de forma autónoma y sin riesgos por unos espacios que son inevitables en cualquier edificación.

Las orugas salvaescaleras

Este objeto está considerado como una de las mejores soluciones móviles para usuarios de sillas de ruedas o con movilidad reducida. Su funcionamiento es realmente simple. Consta de una estructura que permite fijarse a la silla de ruedas, permitiendo que el conductor sea quien controle los mandos que la dirige. Mediante este mando se activará el mecanismo de cremallera que facilita el ascenso o el descenso por cualquier tipo de escalera.

Este aparato está especialmente enfocado para ayudar a aquellas personas que van en silla de ruedas y, ocasionalmente, tienen que subir escaleras.

Entre sus ventajas se pueden resaltar sus medidas, que son muy reducidas, lo que permite que se transporte fácilmente, su diseño funcional y moderno. Se pueden elegir entre modelos que permiten subir escaleras rectas y curvas. Como norma general, están construidas en materiales de gran calidad, para que resistan arañazos, rozaduras, golpes y tensiones.

Las sillas salvaescaleras

Entre los modelos que existen de sillas salvaescaleras se encuentran los que necesitan y los que no necesitan instalación. Estos últimos incorporan un mecanismo a la silla de ruedas de otras más pequeñas que facilitan el acceso a los escalones para subirlos de forma progresiva.

Las condiciones que debe tener unas escaleras para que admitan este dispositivo es que la profundidad del escalón tenga 18 cm, como mínimo, aunque el espacio de maniobra que necesitan es bastante reducido. Este tipo de sillas salvaescaleras tienen la gran ventaja de su autonomía, puesto que es posible subir hasta 2.400 escalones con una sola carga de batería.

Las otras sillas salvaescaleras, las que requieren instalación, obligan a realizar una inversión muy costosa, tanto a nivel económico como en cuestión de espacio y obra. Se trata de un sistema elevador, para el cual es imprescindible instalar una guía o riel siguiendo el curso de la escalera, con la consiguiente pérdida de espacio. Por otro lado, la obra para llevar a cabo la instalación es realmente complicada. Esto permitirá al usuario subir las escaleras sentado en esta silla mecanizada, pero en ningún caso podrá subir con la silla de ruedas, tendrá que realizar el esfuerzo de dejar una para subir a la otra.

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Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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