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La terrible experiencia de una lorquina que tuvo que abortar por motivos médicos

Redacción: Ana Belén Miñarro Millán - Periódico El Lorquino

Lorca

La terrible experiencia de una lorquina que tuvo que abortar por motivos médicos




Hace unas semanas, Periódico El Lorquino se hacía eco de la denuncia de Podemos Murcia sobre las  “terribles condiciones”  en que miles de mujeres tienen que abortar por motivos médicos en nuestra Región, en clínicas privadas “sin control, sin asistencia médica de calidad y sin tener garantizada un mínimo de seguridad”.

Hoy, una lorquina nos narra de forma anónima el calvario de su aborto , por motivos médicos, en una de estas clínicas, en este caso de Alicante, al que la derivó el hospital Rafael Méndez de Lorca; centro ése que incluso cuenta con antecedentes de condenas  por mala praxis de su personal sanitario.  Con este testimonio, nuestra denunciante  aboga por el desarrollo de cambios en nuestro sistema sanitario para que  las mujeres de nuestra Región que se vean abocadas a abortar por motivos estrictamente médicos lo hagan en centros públicos y  condiciones de total seguridad y confianza que se merecen para salir de este trance de la manera más digna posible.

Estaba felizmente embarazada, y tenía la cita de los seis meses en el centro médico Santa Rosa de Lima. Allí, el ginecólogo que me atendió vio algo extraño y siendo muy profesional y amable, me recomendó ir al hospital Rafael Méndez para que me examinaran sus compañeros. Yo me fui a un ginecólogo privado , e inmediatamente éste me derivó de urgencia al hospital Virgen de La Arrixaca.

Al día siguiente, me vio todo el equipo Materno-Infantil de la Arrixaca y diagnosticaron a mi hija una malformación congénita muy severa (muy poco frecuente, 1 caso entre 5.000) ,  con muy mal pronóstico y solamente un 5% de posibilidades de vida.

El equipo de La Arrixaca se puso en contacto el Hospital Clínic de Barcelona, y allí nos informaron que las posibilidades para mi hija eran mínimas. También me puse en contacto con una asociación de familiares de bebés afectados por esa malformación, y, sin duda, no era factible que mi hija naciera en esas condiciones. Así que, con todo el dolor de mi corazón, porque era una hija muy deseada, decidí, por consejo médico, interrumpir el embarazo en un acto de amor hacia ella, y evitarle una vida de sufrimiento. 

En la Arrixaca, decidieron practicarme el IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo), en una clínica concertada de Murcia, con todas las garantías , y de manera privada para mí. Desde la Arrixaca pretendían practicar el aborto casi inmediatamente, al día siguiente,  por la gravedad del caso y pidieron la documentación (expediente) al hospital Rafael Méndez de Lorca. Aquí se lo denegaron y, a pesar de la insistencia desde la Arrixaca, les dijeron que tenía que personarme en el hospital de Lorca para que me preparasen la documentación requerida, retrasando así el proceso.

Una vez me personé en Rafael Méndez, me dijeron que “ya me llamarían”. Y muchos días después (11 días) me llamaron desde el hospital de Lorca para informarme de que se me había pasado el plazo para abortar por lo legal en la Región. Así que en la documentación “me quitaron días” y me derivaron a una clínica de Alicante.

A modo de curiosidad comentar que en el servicio de asistencia social de Rafael Méndez me dieron unos folletos informativos sobre el aborto y me preguntaron que si estaba segura. “Yo no necesito esto, yo no quiero abortar pero las circunstancias me obligan”, contesté.

Esa clínica era un horror. Unos bajos en un edificio. Me metieron en una pequeña estancia donde solo entraba una camilla y en el momento que entré a quirófano para meterme la medicación para inducirme el parto,  me quejé por el dolor y el médico me contestó: “nena no te quejes que aquí estás porque quieres”, jamás olvidaré esas palabras tan crueles.  La enfermera me defendió, yo no era capaz de articular palabra, alegando que “yo no estaba por mi gusto, sino porque mi pequeña tenía una malformación” y el doctor me pidió disculpas diciendo que estaba acostumbrado a mujeres que abortaban porque querían. Mi caso no era ese y jamás lo hubiera hecho pero aún siendo así, también merecen respeto.

Estuve 7 u 8 horas sola.  Sólo recuerdo vómitos oscuros, frío y una fiebre muy alta. Pensaba que no saldría de allí. Pedía que dejaran entrar a mi madre y a mi marido, como en un parto normal pero no me hicieron caso. Hacía muchísimo frío, era un lugar frío e inhumano. Y cuando terminaron, me dieron medicación para dos días, me dijeron que me vistiera y me enviaron a casa. Sin más revisiones, sin dejarme en el hospital  para observación. Sin ninguna empatía, y con mucha frialdad. Como un robot automático. Allí había otras mujeres que lo hacían porque querían pero ese no era mi caso.

Espero que mi testimonio sea un grano de arena para que se puedan gestionar estos casos en los hospitales públicos de otra manera. Después de la desgracia de tener que perder a un bebé tremendamente deseado y de no poder tenerlo como cualquier mujer, deberían de dar todas las facilidades para hacerlo, en secciones especiales de hospitales públicos, donde te sientas segura, y no en clínicas concertadas donde se mezclan los abortos voluntarios y otras actividades con abortos obligados por las circunstancias.

Decir, que tanto el personal Materno-Infantil de la Arrixaca como el de Rafael Méndez fue muy profesional y siguieron de cerca mi caso con mucha empatía. Mi crítica va dirigida al servicio de asistencia social del hospital Rafael Méndez y a la burocracia.




Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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