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Emiliano Rojo, 100 años del gran lorquino y azul olvidado por muchos

Historia y patrimonio

Emiliano Rojo, 100 años del gran lorquino y azul olvidado por muchos

A EMILIANO ROJO SÁNCHEZ IN MEMORIAM.

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR….

Un título demasiado ambicioso para quien pasa modestamente por la vida, sin hacer ruido, pero dejando una huella y herencia imborrables.

Hace cien años que la ciudad de Lorca fue bendecida con la llegada al mundo de un niño con grandes cosas por hacer. En 1918 comenzaba su andadura por la vida el pequeño Emiliano, hijo de Bartolomé Rojo y Pura Sánchez.
Quizá sea necesario haber llegado al centenario de tal alumbramiento para poner en valor su obra artística y su calidad humana, aunque por desgracia para muchos ni siquiera este dato sea significativo , bordo y dibujo para todas las cofradías de Lorca, sin embargo nadie pueda concebir una recogida de banderas o procesión azul sin su estandarte Guión.

Un arremolinamiento de vecinas concitadas por una asombrada madre en torno a su Emilianico, que por aquel entonces alcanzaba los ocho años, no fue si no el presagio de lo que estaba por venir: el niño, adueñado de la gubia de su padre, se las había ingeniado para robar a un trozo de madera y tallar la cabeza de un egipcio.

La calle Alta pronto se convirtió en un trasiego de curiosos contemplando cómo al genio no había soporte o material que se le resistiera.

Las Musas quería a Emiliano a su lado y así don Bartolomé no tuvo más remedio que inscribirlo en la Academia Municipal de Arte, abandonando la educación junto a los frailes.

La juventud lorquina al completo debería agradecerle su inquietud juvenil. Una inquietud que lo llevó a crear en 1934 un trono para la Dolorosa de la procesión infantil, tras el que desfiló vistiendo una túnica azul con grecas que él se había echo.

Cayuela lo tuvo claro y lo quiso para su escuela. Así con tan sólo 17 años fue premiado en un concurso de escultura de la Diputación de Murcia.

Su vocación y oficio se perfeccionaría al inscribirse en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia. Y Emiliano vio su sueño cumplido como artista al abrir su propio taller ,en el bajo de su padre.

Este recién estrenado espacio se convirtió en la vida y el universo de Emiliano, un lugar donde brilló casi más como persona que como artista, un sitio impregnado de su singular modestia y cercanía.

Allí a Emiliano se le detenía el tiempo tanto que era habitual que acudieran a darle conversación quienes impacientes querían ver terminados sus encargos. Allí saboreaba la vida con unas migas bajo un día de lluvia, buscaba cualquier pretexto para unas pataticas con ajo, o canturreaba zarzuelas mientras los niños revoltoseaban el taller.

La humanidad del genio alcanzaba límites insospechados cuando cualquier vecina de Lorca le pedía restaurar o colorear una fotografía familiar y él amablemente respondía: claro veremos qué podemos hacer….luego cobraba con huevos o gallinas , o con lo que tuvieran a bien pagar.

Emiliano supo beber a grandes sorbos la vida, disfrutando de cada instante, dando lo mejor de sí sin esperar nada a cambio, gratuidad difícil de encontrar hoy en día. Compartió su oficio y exquisita humanidad con Cristóbal Leal, su discípulo amado y socio.

Juntos con modestia, humildad y sentido del humor trabajaron codo con codo por y para un Paso Azul muy distinto del de ahora.

Túnicas, banderas y estandartes salieron de sus expertas manos, la carroza de Nitrokis, el antiguo Nerón, al que año tras año había que restaurar los capiteles. Quien conozca la historia sabrá porqué.

Al César lo que es del César porque los antiguos lo recordarán también encarnando a Nerón, algo cuanto menos peculiar si lo comparamos con el tirano, pues Emiliano, incluso sintiéndose el azote de los cristianos, mantenía sobre la carroza el ayuno, pero su gran corazón no le hacía olvidar una cesta con la merienda y con una botellica de vino para su guardia pretoriana.

Un corazón sin sufrimientos es como un mar sin barcos que no puede navegarse. Así en vísperas de Semana Santa y trabajando en un nuevo Nerón el corazón recibió un aviso: pronto sería llamado al Parnaso. Días más tarde se echó a morir calladamente, tal y como pasó por la vida.

En la última obra para sus azules contemplamos un ángel pidiendo respetuoso silencio por la muerte de Jesús. Tal vez debamos mirar con nuevos ojos esta imagen una y otra vez para darnos cuenta de quién fue en verdad este hombre a nivel humano y artístico, para valorar qué sería o podría ser el Paso Azul sin su figura. Y si no somos capaces de esto, señores, sigan los consejos del ángel y guarden silencio. Las cosas para hacerlas o se hacen bien o no se hacen.

 


REDACCIÓN: Mª de las Huertas Leal Mateos. Periódico EL LORQUINO. 


 

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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