Viaje a la Tierra Media, 42 años sin Tolkien

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero hobbit comodidad.

De esta forma tan sencilla comenzaba una de las mayores historias que se hayan escrito nunca, la aventura de Bilbo Bolsón y el grupo de enanos encabezado por el mago Gandalf, que buscan llegar a la Montaña Solitaria protegida por el dragón Smaug. Algo que parecía bastante corriente, una historia fantástica más, que tomaría su cariz más épico en El Señor de los Anillos.

Todos conocemos de sobra la historia del anillo único que todos codician, y que el Señor Oscuro Sauron pretende recuperar para poder someter a la Tierra Media;  gracias, sobre todo, a las seis películas (Tres del Señor de los Anillos y las tres más recientes del Hobitt)  que ha dirigido el neozelandés Peter Jackson de forma soberbia. Aunque cabe decir que las del Señor de los Anillos son bastante superiores a las del Hobbit, llegando a ganar entre las tres películas 17 premios Óscar en su momento.

Pero no vamos a hablar de la historia y sus personajes, sino de que hoy, 2 de septiembre, se cumplen 42 años desde que nos dejó el genio que fue capaz de crear un mundo entero, tan complejo que nunca se había visto nada igual, John Ronald Reuel Tolkien (J.R.R. Tolkien). 

Y como decía antes, esta gran historia, comenzó de la forma más trivial que se pudiera imaginar. Un Tolkien, aburrido, que corrige exámenes y de pronto empieza a escribir en un trozo de papel: En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. Ahí empezó la idea para un cuento que serviría para entretener a sus hijos, pero el manuscrito llegaría a manos de otras personas que le animarían a que lo publicara.

Lo demás es historia, El Hobbit se convirtió en un éxito y años después escribiría “El Señor de los Anillos”, pero no todo lo referente a la Tierra Media se queda ahí, ni todo empezó de esa forma. Mucho antes de aquello, Tolkien empezó a idear este mágico universo en las trincheras, mientras luchaba en la Primera Guerra Mundial, escribiendo notas y relatos sobre un fantástico mundo que se fraguaba en su mente, con razas mágicas, con sus propias lenguas y tipos de escritura. Historias legendarias que bebían de la mitología nórdica y anglosajona y que él recogía en lo que empezó a llamar Legendarium.

El Legendarium recogía decenas de cuentos que Tolkien iba escribiendo para deleite propio y los que le rodeaban, que serían publicados de forma póstuma en 1977 con el nombre del Silmarillion, donde se expandía el universo creado por Tolkien, ganando en riqueza de personajes y dándole más vida a una Tierra Media que parece tan real y compleja como lo podía haber sido la nuestra.

Estamos hablando de una de las obras más míticas y abismales que se pudieran haber ejecutado por una sola persona, llena de personajes míticos e inolvidables; tantos que sería difícil exponerlos todos. Pero claro, jamás podremos borrar de nuestra mente a Gandalf, Aragorn, Légolas, Frodo, Sam, Bilbo, Eowyn, Galadriel, Gimli, Saruman, Gollum y un extenso y largo etcétera. Todos imaginados por el genio J.R.R. Tolkien, que quiso dar al mundo más brillantez y más cultura, y para eso tuvo que crear otro mundo más terrible y mágico.

Redacción: Fernando Cabrera. Periódico EL LORQUINO.