Española liberada de una secta en Perú: «A su bebé se lo comían los mosquitos»

Patricia Aguilar dio a luz sin asistencia sanitaria a pesar de tener una cardiopatía.

Noelia Bru, familiar de Patricia Aguilar, la joven española que ha sido rescatada este jueves de una secta gnóstica en Perú, asegura que las condiciones en las que se encontraban ella y su bebé eran infrahumanas y que «a su bebé literalmente se lo estaban comiendo los mosquitos».

En una entrevista en Antena 3, Bru ha informado de que todavía no se ha producido el encuentro con su padre y tampoco ha habido un contacto directo en el que hayan podido hablar. Albert Aguilar viajó hace un mes a Perú para impulsar la investigación, que concluyó con el rescate de su hija, otras dos mujeres y cinco menores, además de la detención de Steven Manrique, el líder de la secta gnóstica que las había captado.

La portavoz de la familia ha explicado que la joven ha adquirido una bacteria de la selva, que achaca a la mala alimentación que recibía, pues «le llevaban el alimento una vez a la semana», ha afirmado. Además, ha añadido que las condiciones en las que se encontraba eran terribles, «viviendo en una especie de cuadras para animales».

Un parto sin atención médica

La familia se encuentra a la espera de conocer al detalle cuál es el estado de salud tanto de Patricia como de su bebé. Bru ha afirmado que la propia Policía peruana «asegura que si hubieran tardado un poco le hubiera costado hasta la vida».

Por lo que han podido saber hasta ahora, la joven, que actualmente cuenta tan solo con 19 años, parió sola ayudada por una vecina de la zona. Esta es una de las mayores preocupaciones de la familia, puesto que Patricia tiene una cardiopatía.

Según Bru, aunque estaban asustados por el consumo de ayahuasca (bebida tradicional indígena que puede producir alucinaciones), «el estado de máximo riesgo para su vida era el momento en el que pudiera quedar embarazada y tener un parto sin estar controlada», porque podría tener «tendencia a la muerte súbita».

La portavoz de la familia asegura que Steven Manrique, el hombre que la captó y padre de su bebé, lo sabía y la había expuesto al peligro de «poder morir en ese parto». También ha informado de que los niños estaban siendo explotados laboralmente, secando y pelando granos de café para poder mantenerse.