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Muere el rey de las hostias bien dadas, Bud Spencer

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Muere el rey de las hostias bien dadas, Bud Spencer

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FERNANDO CABRERA. EL LORQUINO PERIÓDICO. 28/06/2016 

Si hablamos de Carlo Pedersoli, quizá nadie sepa de quién hablamos, pero seguro que muchos recordarán su nombre artístico, el que le dio el salto a la fama, Bud Spencer.

Un hombre que siempre tenía un carácter gruñón, una gruesa barba negra y un cuerpo tan grande como su corazón. Un corazón que se ha parado la tarde de este mismo lunes. Bud (o Carlo Pedersoli) nació en 1929 en Nápoles, fue un gran nadador que incluso llegó a competir en las olimpiadas de Helsinki 52 y Melbourne 56, pero tras trabajar en la construcción en Sudamerica hasta los años 60, el azar quiso que pudiera protagonizar un spaghetti western con otro joven actor desconocido, Terence Hill.

La película se llamaba Dios perdona… yo no, y sería el punto de partida de una serie de películas que se irían extendiendo hasta los años 90. Antes de su debut como protagonista, sólo había participado en la famosa Quo vadis? (1950) haciendo de extra como soldado romano, pero lo que parecía una pequeña afición, se convirtió en un sueño; para él y para muchos de nosotros, pues somos muchos los que crecimos disfrutando de esas desenfadadas películas protagonizadas por este dúo tan simpar. Su mayor éxito sería Le llamaban Trinidad (1971) otro spaghetti western que seguía la línea de la primera película que habían protagonizado estos dos actores.

Bud era el grandullón fuerte y gruñón, pero con un corazón de oro, y Terence era el pícaro que, a pesar de ser igual de bueno como el otro, siempre buscaba la forma de picar a su compañero y hacerle enfadar. Sus películas estaban siempre cargadas de situaciones hilarantes y que obligatoriamente acababan con una gran pelea a base de mamporros (los que iban sufriendo aquellos que se encaraban con ellos). Rodaron algunas películas en España, como la de Le llamaban Trinidad (lógicamente en Almería) o Y si no, nos enfadamos (en Madrid). Como detalle simpático se podría comentar que en ésta última dos de los que recibían sus golpes eran ni más ni menos que Andrés Pajares y Fernando Esteso, aunque es algo casi inapreciable a simple vista.

Y es que sus películas, aunque no eran joyas, sí eran muy divertidas. Y si no acababan con una lluvia de tortas no eran películas de Bud Spencer ni eran nada. Siempre recordaremos, aparte de las mencionadas: Par impar, Dos super policías, Estoy con los hipopótamos, Banana Joe, Le seguían llamando Trinidad…

Hoy se ha ido este gran actor (aunque sólo sea por el tamaño) que junto a su compañero Terence nos dieron risas y entretenimiento en esos momentos en que pensar no es una prioridad. Sólo había lugar para la diversión. Se ha ido un tipo muy grande que repartió muchos golpes, pero que, sin embargo, repartió pocos porque como decía aquel… Cuanto tonto suelto queda.

No obstante, al irse, según las palabras de su hijo, de su boca sólo ha salido una palabra: Gracias. Gracias a ti, Bud.

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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