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¿EXISTE EL AZAR?

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FOTO: marketingdirecto.com

¡Vaya suerte! O ¡Qué mala suerte la mía! Es cosa del azar, pero ¿qué es el azar?

Aunque esta palabra arábiga significaba “dado”, “flor”, la RAE la relaciona con la “casualidad”. Sin embargo, en nuestra humilde opinión hay muy pocas situaciones en las que el azar interviene en  nuestras vidas en “pro” de las Matemáticas y sus “probabilidades”.

a) Dos chicas de 16 años asisten a una fiesta de cumpleaños con el mismo vestido. ¿Qué casualidad? Falso. Rebobinemos: la misma edad, los mismos ámbitos sociales y la misma tienda de moda. Evidentemente había bastantes probabilidades de que dos chicas coincidan con el  vestido igual en una fiesta.

b) ¡Qué mala suerte! Redonda de San Antonio en Lorca. Alguien sufre un percance con el coche. Por supuesto, que esa suerte no deseada nadie la busca, pero, ¿por qué a 100 metros antes o después de esa redonda no han sucedido tantos accidentes? ¿Cuestión de infortunio de ese lugar?

Observemos  “in situ”: una redonda en la que entran o salen acelerados los conductores que se dirigen o proceden de la autovía (aunque para ser PRUDENTES no hay excusa); un semáforo nada más salir de la rotonda y un paso de peatones, y, por último, un camino al lado de la salida de la autovía que va en dirección contraria al IES. San Juan Bosco.

La cara de quienes no lo conocen al verte conducir en “dirección contraria” es de puro terror, pensando que su mala suerte es encontrarse con un kamicaze. En este sitio conozco personalmente 4 casos de accidentes, ¿casualidad o cuestión de probabilidades?

c) Igualmente  cuestión de cálculo es el jugador de naipes que sonríe, pero no habla, porque en su mente cuenta los palos de la baraja que quedan por salir. O el que espera que la máquina tragaperras se llene, para que él, casualmente el mismo afortunado, se embolse toda la recaudación.

Entonces, ¿no existe el azar? En el programa de Paratola2 (18/02/14) comentaban que si no existiese el azar y todo fuese calculado, el mundo sería terriblemente aburrido. Por eso, a veces el destino mueve su ficha y nos encontramos a alguien en un lugar de lo más insólito. Pero sólo se denominará «casualidad», si no había factores externos que facilitasen ese encuentro o si no había intencionalidad de encontrar a la otra persona.

Como dice el RAE por eso el “azar” es tan solo eso: un caso fortuito. Y tanto.

María Alcaraz. Periódico EL LORQUINO

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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