Almería y el Salvaje Oeste. Trilogía del dólar (1ª parte)

Corría el año 1964 cuando varias coincidencias se encontraron en un punto en concreto del mapa de España; un lugar apartado de cualquier tipo de adelanto de la época y casi olvidado por cualquiera que no fuera de la zona. ¿Y si nos vamos a Almería? ¿Y si nos acercamos al calor de Tabernas? Esto es un homenaje a ese género cinematográfico olvidado y denigrado, el Spaghetti Western; un homenaje a Sergio Leone y su Trilogía del dólar; un homenaje (por qué no) a la lorquina Margarita Lozano.

En 1964 un actor bastante desconocido (sobre todo en Europa), llamado Clint Eastwood, trabajaría a las ordenes de un director italiano no mucho más famoso que él, Sergio Leone. Ni Eastwood hablaba italiano ni Leone hablaba inglés, y sin embargo, los dos rodaron tres de las mejores películas ambientadas en el lejano y salvaje Oeste.

Y no sabemos por qué, pero el director creyó que el lugar idóneo para rodar la mayor parte de las escenas sería el desierto de Tabernas (Puede que su visita a la zona durante el rodaje de Los últimos días de Pompeya tuviera algo que ver), mientras que otras localizaciones que precisaban de parajes menos inhóspitos, se realizaron en la localidad madrileña de Hoyo de Manzanares).

Aunque se habían rodado escenas para películas bíblicas, bélicas o el llamado péplum (en decadencia en ese momento), se abría un nuevo mundo para los almerienses de la zona y los de lugares cercanos. Hollywood se plantaba en el sureste de España.

Los 60 se convirtieron en una época dorada en la que las producciones se sucedían unas a otras sin pausa, pero claro… la mayor parte gozó de una calidad paupérrima al ser coproducciones de varios países y rodadas por manos no tan expertas como las del maestro Leone.

El Spaghetti Western se convertía en el pan de muchos que querían abandonar la penosa vida del campo, pero en El Lorquino nos centraremos en la famosa trilogía que hizo famoso al joven Eastwood, donde se desbordaba calidad, los diálogos brillaban por su ausencia y las miradas helaban la sangre. Por un puñado de dólares se llamó en un principio Il magnifico straniero y su presupuesto hizo honor al nombre final del film (180.000 dólares), teniendo en cuenta que para una producción extranjera era una cantidad ínfima.

De hecho se trataba de un presupuesto de segunda fila con una producción tripartita (Italia-España-Alemania); algo muy normal en aquella época y que abarataba mucho los costes. Cada uno de esos países aportó actores y dinero, destacando entre los españoles José Calvo, Antonio Prieto Rojo y la lorquina Margarita Lozano.

La historia se centra en un forastero harapiento, sucio y callado que llega al pueblo fronterizo de San Fierro. Aunque se le apoda Joe, en realidad se desconoce su nombre durante todo el film, convirtiéndose esto en una costumbre en los dos films siguientes. Allí, existe una guerra a pequeña escala entre dos familias que quieren controlar el pueblo: los Rojo y los Baxter.

Los Baxter son un matrimonio compuesto por el sheriff John y Consuelo (Margarita Lozano), quienes se dedican al tráfico de armas y viven protegidos por sus secuaces a sueldo, mientras que los Rojo son tres hermanos (Ramón, Benito y Esteban) dedicados al contrabando de alcohol. El forastero se infiltrará en las dos familias, haciendo trabajos para una y otra sin que la rival se entere, sacándoles el dinero y viendo sus puntos flacos hasta que todo estalle en un duelo inolvidable. Clint Eastwood tuvo que comprar su propia ropa, incluido el famoso poncho que llevaría en las otras dos películas de la trilogía.

Trilogía que no sigue ningún orden ni argumento, pero con un personaje en común, el protagonista; un pistolero frío y calculador, despiadado, si ha de serlo, y muy callado (aunque para decir verdad, en esta primera película habla más que en las otras dos juntas). Se establecía un sello propio que marcaría los western de Leone y crearía escuela. Se alejaban los tópicos de las películas americanas en la que el héroe era muy bueno y el malo muy malo. El nuevo oeste era más salvaje, violento y sucio que el que rodaban los americanos.

Almería, su desierto, sus ramblas y las típicas alcibaras siempre nos recordarían a los tensos silencios que precedían al tiroteo, a esos primeros planos de caras sudorosas y ennegrecidas que intimidaban al espectador con su mirada. Y como íbamos a olvidarnos de la banda sonora. El oeste siempre sonará con los acordes del inmortal maestro Ennio Morricone (El único premio que se llevó la película fue por la banda sonora), que le otorgó una profundidad inesperada y totalmente alejada de lo que se había escuchado en películas americanas.

Un sonido épico y que nos hacía vibrar a cada momento que sonaba. Hubo otros dos candidatos al papel de Eastwood: Charles Bronson, que rechazó el papel porque dijo que era lo más patético que había leído nunca, y Henry Fonda, al que su agente ni siquiera hizo el esfuerzo de enseñarle el guión (lo que le enfadaría muchísimo). Pero claro… de los errores se aprende, y, unos años más tarde, los dos actores rodarían con el director italiano otro mítico y excelente western, hasta que llegó su hora.

Sin embargo, Por un puñado de dólares estuvo envuelto en polémica a causa de que su argumento era muy similar al de Yojimbo de Akira Kurosawa, llevándose a juicio y perdiendo Leone, por lo que el japonés recibiría un 15% de los beneficios. Pero, pese a todo, Clint Eastwood regresaría a Estados Unidos sin conocer dos cosas: una, que la película que había rodado ya no se llamaba Il magnifico straniero, y dos, que había tenido un éxito inesperado en toda Europa, lo que haría regresar al futuro Harry el Sucio a Almería en otras dos ocasiones en los dos años siguientes. Pero eso lo contaremos otro día…

Redacción: Fernando Cabrera. Periódico EL LORQUINO. 

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