Cine
Hasta siempre Profesora McGonagall
La actriz británica Maggie Smith, reconocida por una carrera que abarcó más de siete décadas y dejó una huella indeleble en el cine, el teatro y la televisión, falleció este viernes a los 89 años, según informó su publicista. Con dos premios Oscar y un legado inigualable, Smith se consolidó como una de las grandes intérpretes de su generación, dejando su marca en obras que resonaron tanto en la pantalla como sobre las tablas.
Nacida el 28 de diciembre de 1934, Smith fue célebre por sus memorables personajes que abarcaron desde una excéntrica profesora en Los mejores años de Miss Brodie —papel que le otorgó su primer Oscar en 1969— hasta su hilarante interpretación en California Suite, que le valió su segunda estatuilla en 1978. A lo largo de su extensa trayectoria, brilló también como la astuta Violet Crawley, condesa de Grantham en Downton Abbey, papel que le mereció varios premios, incluyendo dos Emmy y un Globo de Oro.
Sin embargo, para millones de niños y adultos alrededor del mundo, Maggie Smith será siempre recordada por su encarnación de la profesora Minerva McGonagall en la exitosa saga de Harry Potter, una interpretación que la vinculó con nuevas generaciones y la catapultó aún más como un ícono cultural.
Los hijos de Smith, Chris Larkin y Toby Stephens, anunciaron su fallecimiento en un comunicado oficial: “Nuestra madre ha sido un pilar de nuestras vidas y deja atrás una carrera impresionante que ha tocado el corazón de millones. Estamos destrozados por su pérdida”. Smith falleció en la madrugada del jueves al viernes en un hospital de Londres, rodeada de sus seres queridos.
De Shakespeare al cine de Hollywood
Maggie Smith comenzó su carrera en el teatro británico durante los años 50, tras estudiar en la Oxford Playhouse School. Sus primeros pasos sobre las tablas incluyeron interpretaciones en obras de William Shakespeare, como Noche de Reyes y Ricardo III, y papeles destacados como Lady Macbeth. A lo largo de su carrera, se enfrentó a personajes desafiantes en grandes clásicos, incluyendo Hedda Gabler bajo la dirección de Ingmar Bergman.
Aunque sus inicios se vincularon al teatro, fue el cine y la televisión los que le dieron fama mundial. Su participación en más de medio centenar de proyectos cinematográficos y televisivos la convirtieron en una estrella de renombre internacional, con actuaciones que dejaron una marca indeleble. Su primera nominación al Oscar llegó en 1965 por su papel de Desdémona en Otelo, y en los años siguientes no dejó de cosechar premios, desde los BAFTA hasta los Emmy.
El legado de una Dama del cine
En 1990, la reina Isabel II la nombró Dama del Imperio Británico, un reconocimiento a su notable contribución a las artes escénicas. Su talento, versatilidad y presencia magnética hicieron de Maggie Smith una figura inconfundible, capaz de robar escenas en películas como Gosford Park o en sus múltiples producciones en el West End de Londres, donde interpretó a personajes icónicos como Lady Bracknell en La importancia de llamarse Ernesto.
Aunque en los últimos años se alejó de los escenarios tras enfrentar un cáncer en 2008, su legado sigue vivo en cada una de sus actuaciones. Hoy, el mundo del entretenimiento despide a una de sus figuras más queridas y respetadas. Maggie Smith no solo deja tras de sí una carrera extraordinaria, sino también un vacío irremplazable en el corazón de quienes la admiraron.