Cultura
Las profanaciones también se dan en la Región de Murcia
Ejemplos de profanaciones en nuestra Región de Murcia también los tenemos. Se puede tirar de archivo y visitar La Opinión de Murcia, Cartagena, 25/05/2016 donde se hace eco en sucesos de la detención de la autora de una quincena de robos en el cementerio de Pozo Estrecho, con movimiento de lápidas de mármol en algunas de sus tumbas y la posterior recuperación de objetos religiosos metálicos; el filósofo estoico Epicteto del siglo I d.C. ya decía que «si tuvieras en mente lo tuyo, nunca disputarías la posesión del prójimo» -y añado yo- «aunque sea en el inframundo, ¡por favor! ¡Estamos hablando del respeto a los difuntos! Como arqueóloga e historiadora, y se pone la burra como ejemplo, cuando he tratado con restos humanos, siempre lo he hecho con el sumo cuidado, el respeto y la deferencia, que ellos se merecen, es una forma, para mí, de tener mejores relaciones con Morfeo y el senado de mis pensamientos, como el comediógrafo romano Plauto que cabalga entre los años 254 a.C. y 184 a.C».
Si le echamos un vistazo al Archivo General de la Región de Murcia, en el Centro Documental de la Memoria Histórica, puede verse cómo queda constatado que se realizaron averiguaciones, investigaciones sobre hechos delictivos en el municipio de nuestra provincia murciana, tales como profanaciones, asesinatos, … durante la Guerra Civil española, pero francamente, no me gustaría entrar en este ámbito. Podría apuntar, sin embargo, lo que quizás la mayoría de nosotros tenga en mente, al menos de oídas, traigo a colación la desaparición por protección de la Imagen Titular del Paso Azul, la Virgen de los Dolores del lorquino Manuel Martínez, con lo que se evitó que fuera mancillada y la destrucción de la Imagen Titular del Paso Blanco, la Virgen de la Amargura de Francisco Salzillo.
Abro un poco el foco y me desplazo a la pedanía lorquina de Avilés, dónde nos encontramos con más de lo mismo, destrozos y profanaciones en el cementerio de San Cristóbal, publicada esta noticia el 15 de abril de este año en curso.
Permanecemos en Europa y hallamos unos sesenta y siete casos documentados de violencia en 2012, con iglesias quemadas, profanación de los sagrarios, robo de la Eucaristía, … un ejemplo concreto podría ser la calcinación el 4 de enero de 2013 de cuatro iglesias católicas en Austria y Francia en Navidad.
Con esto de llevarse lo ajeno, me gusta recordar la letrilla satírica de Francisco de Quevedo de Poderoso caballero es don Dinero, (…) Es galán y es como un oro,/ tiene quebrado el color,/ persona de gran valor,/ tan cristiano como moro;/ pues que da y quita el decoro/ y quebranta cualquier fuero,/ poderoso caballero/ es don Dinero (…).
Y es que es difícil olvidar las expoliaciones que se están realizando en el Creciente Fértil, y las destrucciones que se han producido, por ejemplo en Palmira, con el Daesh pululando en la región y atentando contra víctimas inocentes, …
Tengo la sensación de que se ha olvidado o no se ha conocido lo que significa la palabra respeto, en el siglo V a.C., dejar un cadáver insepulto era una afrenta de extraordinaria gravedad, lo refleja Sófocles en su tragedia Antígona.
Además, también parece que no se va a dejar de ser amigo de lo ajeno, como cuando se tiene un local y desaparecen objetos de uso cotidiano, léase pistolas de la fullette, una espindarga, un retablo de madera tallado, fotografías con valor sentimental, -francamente lo de las instantáneas, no lo comprendo-, en fin, las cosas desaparecen, y Epicteto, el filósofo estoico que mencioné anteriormente ya nos contaba que perdió su candil porque el ladrón era superior a él en estar despierto. ¡Lo que ganó él con el candil!, indigno de confianza, eso le pareció de provecho.
Finalizo con el cordobés Séneca, el Retórico, siglo I d.C.
«Lo que hay después de la muerte, vida es, no muerte, igual que una de las mitologías más ricas del pensamiento místico de la humanidad, la egipcia, ¡Oh tú, Espíritu, que devoras tu propio brazo/aléjate de mi senda!/ ¡Pues yo soy Ra que se eleva en el Cielo frente a sus/ enemigos! Ya no podrán huir de mí…»