Entrevistas
¡Aida vuelve de África! La joven voluntaria de Burgos nos cuenta su experiencia
Ana Martínez Perán. Periódico EL LORQUINO. Septiembre 2016
El pasado mes de mayo tuvimos el placer de hablar con una joven estudiante de Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga.
Aida García Bueno, natural de Aranda del Duero (Burgos), tras terminar su bachillerato en 2015, decidió pasar su merecido verano realizando un voluntariado en una pequeña aldea de 400 habitantes, perteneciente a la región de Kédougou, situada al sudeste de la República de Senegal.
Con tan solo 17 años, que tenía por ese entonces, la joven se embarcó en una aventura de casi dos meses que según nos contó ella misma, le cambió la vida.
Aida quedó tan maravillada con las gentes que allí encontró que este año su corazón le pedía volver.
Volver a ver a esos niños con los que tanto compartió y tanto cariño le dieron.
Aún pasando necesidades extremas, allí lo más importante es una mirada o una caricia, nos cuenta la joven.
Aida nos pidió ayuda para no volver con las manos vacías. Ella pretendía facturar tres maletas, de 20 kilos cada una, con todo lo que pudiera conseguir a través de donaciones para volver a ver a su ya familia senegalesa.
Este pasado mes de junio, Aida regresó a África y con las manos llenas gracias a todas las donaciones recibidas.
En la misma aldea del pasado año, la joven ha pasado otros casi dos meses y ahora, ya de vuelta a casa, quiere agradecer a todas esas personas que han hecho realidad su deseo. Regresó a África y con las manos bien llenas.
Bienvenida de nuevo querida Aida, conseguiste ir casi sin equipaje y bien cargada de material. ¿Qué es lo que quieres decir a toda esa gente que te ha ayudado con sus donaciones?.
Gracias por dejar que me dirija a todos los que han hecho esto posible, ¡os cuento!
Llegué a Kedougou a eso de las 7 de la mañana. Estaba lloviendo muchísimo pero eso no impidió que al llegar a casa de Sidy, su madre saliera saltando de alegría porque yo había vuelto y esta vez cargada gracias a cada uno de vosotros. Rápidamente despertó a todos los niños de la casa que se levantaron con una sensación de alegría y de sueño. Saludé a todos y pronto empecé vida senegalesa, comiendo arroz, haciendo mis necesidades en un agujero y rodeada de toda la fauna posible pero era completamente feliz.
Poco a poco llegaron más españoles con ganas de ayudar y juntos preparábamos las clases diariamente (con mas de 80 niños diarios).
Curábamos a todo tipo de enfermos y disfrutábamos de África.
He aprendido muchísimo, yo no sé a qué se refiere la gente con 18 años cuando habla de felicidad pero yo veía a Mama, a Aya, a Kumba y a cualquiera de ellos y era feliz. Tengo claro que ni yo ni nadie podemos cambiar el mundo pero podemos mejorarlo.
Quiero agradeceros enormemente a cada uno de vosotros que habéis decidido ayudarme sin conocerme.
Gracias de corazón porque hasta un simple ibuprofeno allí es un mundo.
Gracias por vuestro tiempo y vuestras ganas, porque gracias a vosotros esto ha sido posible.
África es mágica.
¡Gracias, gracias y gracias!