La ONG ha cerrado más de sesenta acogimientos para este verano

pero aún necesita casas para 20 niños

Lorca, 15 de diciembre de 2016. Más de sesenta niños bielorrusos afectados por las secuelas de la fuga en la central nuclear de Chernobyl pasarán este verano con familias murcianas y valencianas gracias a la asociación Familias Solidarias con el Pueblo Bielorruso.

            La ONG sigue buscando familias que puedan acoger durante los dos meses de verano –entre el 25 de junio y el 25 de agosto– a una veintena de niños y niñas de entre 7 y 10 años de edad, para darles un ambiente saludable lejos de unas tierras que todavía siguen muy afectadas por las consecuencias de uno de los escapes nucleares más graves que se conocen.

            Para estos niños, provenientes de las regiones bielorrusas de Gomel y Moguilev, pasar dos meses del año consumiendo agua y alimentos no contaminados, y respirando aire sin carga radiactiva, supone un aumento muy importante en su calidad de vida y en la reducción de afecciones como el cáncer de tiroides. En años anteriores, las muestras de niveles que se hicieron a estos chicos al principio y al final del verano en España mostraron un descenso del 35-45 % (en promedio) de radiactividad en su cuerpo.

            Los niños seleccionados pertenecen en gran parte a familias con poco poder adquisitivo, muchos de ellos en riesgo de exclusión social. Sus padres no se pueden permitir ni siquiera unos días de vacaciones en otros lugares, lejos de esos territorios completamente impregnados de sustancias radiactivas, de manera que estos acogimientos suponen la única ocasión de alejarse de la zona afectada por la radiación y darle a los organismos infantiles un respiro.

            La Asociación Familias Solidarias con el Pueblo Bielorruso lleva desde 1999 organizando viajes y estancias en el área del Levante y Sudeste español, en coordinación con otras asociaciones del resto de España y con los Gobiernos español y bielorruso.

            La mayoría de los niños ya han estado en España en veranos anteriores, por lo que su adaptación es bastante fácil; cuentan además con cuatro monitoras que vienen de Bielorrusia y que están a disposición de las familias ante cualquier eventualidad. Además, la propia asociación se encarga de hacer todos los trámites administrativos.

            La ONG necesita todavía encontrar un hogar de verano para una veintena de niños y niñas, que pueden ser acogidos por matrimonios, parejas de hecho, hombres o mujeres solos. El único requisito es que quieran darle a los niños dos meses de respiro permitiéndoles disfrutar de un entorno alejado de la radiación nuclear.

            Acoger a un niño exige un desembolso de 350 euros por parte de la familia que acoge; una cantidad que se reduce sensiblemente si se acoge a dos niños y que responde a los billetes de avión y autobús, así como a la manutención de las cuatro monitoras. Sin embargo, desde la asociación se ha llegado a un acuerdo con una entidad que posibilita que la acogida pueda ser gratuita mediante la venta de papeletas para un sorteo.

            Pedro Javier Guevara Reinaldos, presidente de la asociación, ha recordado que «el año pasado trajimos a 78 niños durante dos meses, y este año estamos en condiciones de superar la cifra, aunque aún necesitamos encontrar un hogar de verano para una veintena de chavales. Por eso le pedimos a las familias que se apunten cuanto antes, a poder ser antes de marzo, para poder llegar a tiempo con todos los documentos que nos piden las Administraciones».