Región de Murcia
Aconsejan tomar precauciones en alimentos para evitar la salmonela
En los meses de calor aumenta el riesgo de padecer estas afecciones, por lo que Salud Pública recomienda reforzar la higiene y velar por la correcta conservación de los alimentos
Es aconsejable no situar juntos los alimentos crudos y los cocinados y no guardar los alimentos cocinados más de 3 o 5 días
La Consejería de Salud, a través de la Dirección General de Salud Pública y Adicciones, recomienda extremar las precauciones con alimentos a base de huevo para evitar la salmonelosis, una de las enfermedades de transmisión alimentaria que más se registran en verano.
El director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos Vicente, destaca que “son las épocas calurosas, que en la Región abarcan gran parte del año, las que entrañan más riesgo de contraer estas afecciones, por lo que se hace necesario tomar determinadas precauciones a la hora de adquirir, transportar, almacenar y preparar los alimentos para su consumo”.
Por ello, se hace necesario tomar ciertas medidas de prevención con unas prácticas básicas como la cocción completa de algunos alimentos, además de extremar la higiene personal y de los espacios donde se cocina. Estas medidas están recogidas en una publicación de la Consejería de Salud disponible en el siguiente enlace: http://www.murciasalud.es/recursos/ficheros/4289-4289-Etashogar.pdf.
Entre otras medidas preventivas, es aconsejable acudir siempre a los cauces comerciales sujetos a un control sanitario periódico y se recomienda aislar los alimentos antes de guardarlos en el frigorífico con aluminio o plástico de uso alimentario, tarteras o similares, así como no situar juntos los crudos y los cocinados. Además, los alimentos ya cocinados deben situarse siempre por encima de los crudos como carnes o pescados, con el fin de que estos últimos, en el caso que goteen, no contaminen a otros.
Hay que tener en cuenta en qué fecha se han comprado, para utilizar antes los que lleven más tiempo en el frigorífico o despensa. Además, se recomienda no guardar los alimentos cocinados más de 3 o 5 días, y enfriar rápidamente después de su preparación los que no precisen cocinado tales como ensaladillas, marinados o ensaladas si no se van a consumir de inmediato.
Por último, hay que tener especial cuidado con salsas que lleven huevo y con las mayonesas, ya que son alimentos frecuentemente implicados en la aparición de este tipo de enfermedades debido a que constituyen un sustrato ideal para el crecimiento de salmonella. Para su elaboración hay utilizar huevos frescos, enteros (sin fisuras ni rotos) y limpios. Las salsas de elaboración propia además deben tener una acidez cuyo pH no sea superior a 4,2 en el producto terminado, que se consigue utilizando limón o vinagre como ingredientes.
La temperatura máxima de conservación de este tipo de alimentos debe ser de 8° C hasta el momento de su consumo y nunca hay dejarlos a temperatura ambiente. El plazo máximo de conservación es de 24 horas a partir de su elaboración.
La higiene de manos es muy importante; se tienen que lavar con agua, abundante jabón y cepillo de uñas antes de comenzar a manipular alimentos, después de ir al aseo y siempre que sea necesario.
Por otra parte, se deben conservar en perfecto estado de limpieza todas las superficies y utensilios que se vayan a utilizar. Además, los manipuladores profesionales de alimentos deben notificar inmediatamente a sus empleadores todo episodio de fiebre, diarrea, vómito o lesiones cutáneas infectadas y visibles.
Millones de afectados en el mundo
La salmonelosis, causada por la bacteria ‘salmonella’ es una de las enfermedades de transmisión alimentaria más comunes y ampliamente extendidas. Se estima que afecta anualmente a decenas de millones de personas en todo el mundo.
La salmonelosis se contrae al consumir alimentos contaminados de origen animal, principalmente huevos, carne, aves y leche, aunque también se han vinculado otros, como hortalizas contaminadas por estiércol. Además, puede transmitirse entre las personas por vía fecal-oral.
Los síntomas de la enfermedad comienzan a manifestarse entre seis y 72 horas después de la ingesta de salmonella, y la enfermedad dura entre dos y siete días. En la mayoría de los casos, los síntomas son relativamente leves y los pacientes se recuperan sin tratamiento específico. Generalmente se caracteriza por fiebre alta, dolor abdominal, diarrea, náusea y, a veces, vómitos. Sin embargo, en algunos casos, particularmente en niños pequeños y en ancianos, la deshidratación causada por la enfermedad puede ser grave.