Ciencia
Hallados fósiles de Araucaria que tienen entre 47 y 52 millones de años
Las coníferas son las plantas terrestres más primitivas que existen, y de todas ellas, las araucarias han llegado hasta nuestros días casi sin haber sufrido ninguna modificación genética a lo largo de su evolución. Así lo demuestran una serie de fósiles que se han descubierto en dos lugares distintos de Argentina: uno es en el Río Pichileufú, con una edad geológica de unos 47,7 millones de años, y el otro en Laguna del Hunco, con una edad de 52,2 millones de años.
El género se compone de 19 especies, todas originarias del hemisferio sur y en particular en Oceanía, donde viven 13 especies, y donde en la isla Norfolk (Australia) crece silvestre el más que popular pino de Norfolk y cuyo nombre científico es Araucaria heterophylla. En América se han identificado 6 especies, como la también popular Araucaria auracana. Pero, ¿por qué si están tan lejos, comparten genes?
La evolución de las Araucaria
La historia evolutiva de las Araucaria comienza en la era Mesozoica, hace unos 250 millones de años atrás. Por aquella época, lo que hoy conocemos como América del Sur, África, Antártida, el subcontinente indio y Australia todavía estaban bastante juntos. De hecho, por aquel entonces se considera que eran un único supercontinente: Gondwana. El clima era seco y estacional. También, cálido, hasta el punto de que la temperatura media era diez grados más alta que la actual.
Gracias a las condiciones que tuvieron que soportar, las araucarias han podido adaptarse sin problemas a una gran variedad de climas. Y por ello, aunque las placas tectónicas han ido dividiendo los continentes, obligando toda forma de vida a adaptarse a unos hábitats que, en muchos casos, cambiaron para siempre, hay algunas plantas que supieron ganar la carrera de la evolución.
Por todo ello, investigadores de Penn State y del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, después de analizar 56 nuevos fósiles de araucaria del Río Pichileufú, han podido determinar que tenían hojas pequeñas, en forma de agujas, parecidas a las del pino de Norfolk de Australia. Sin embargo, los fósiles hallados en Laguna del Hunco son unos 30 millones de años más antiguos que los del linaje australiano, de modo que los han descrito como Araucaria huncoensis, haciendo referencia al lugar donde se han encontrado.
Estas diferencias podrían deberse a que hace unos 52 millones de años, en el territorio formado por Gondwana, había una selva tropical que se convirtió en el hábitat de estos árboles. A medida que América del Sur se iba separando de la Antártida, el clima se fue volviendo más frío y seco, primero en Laguna del Hunco y más tarde en Río Pichileufú, lo cual terminaría afectando a las araucaria, las cuales irían modificando sus hojas con el fin de adaptarse mejor.
Cuidados básicos de la Araucaria
Las araucarias son plantas que nos gusta tener en los jardines. Tienen un crecimiento muy lento, pero su belleza nos asombra. Dependiendo de la especie, es normal que superen los 60 metros de altura, que tengan un tronco recto, casi como un pilar sólido, y un porte de lo más atractivo. Aunque también solemos disfrutarlas en casa, lo cierto es que se sienten mucho más felices fuera, donde pueden percibir el paso de las estaciones, el sol, el viento y la lluvia.
No podemos olvidar su pasado como plantas de selvas tropicales, ya que aunque ha pasado mucho tiempo, la mayoría de araucarias siguen temiendo a las heladas. Aun así, la especie más querida, la Araucaria heterophylla, puede aguantar temperaturas de hasta tres grados bajo cero sin sufrir dañoalguno. Si no nos queda más remedio, durante el invierno podremos disfrutarla en casa, si la alejamos de las corrientes de aire.
En cuanto al riego y al abonado, no son muy exigentes. Si se riegan de vez en cuando, más que nada para que la tierra no esté seca del todo, y se les echa un fertilizante para plantas verdes o coníferas en primavera y hasta principios del otoño, seguramente embellecerán nuestros hogares de una manera espectacular.
Y es que las araucarias, a pesar de todo, nos atraen.
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