A solo cuatro horas y media de Madrid, se encuentra el destino exótico por excelencia: Turquía. Tierra de los mercados, las alfombras y las especias, Turquía es un país transcontinental con la mayor parte de su territorio en Asia y una pequeña porción en Europa (siendo Estambul la única ciudad del mundo en dos continentes). Tiene costas en el mar Negro, el mar Egeo y el mar Mármara, por lo que también posee bellísimas playas. Puede ser que te sientas abrumado con la cantidad de ofertas turísticas que te ofrece un viaje a Turquía, así que aquí van las mejores ciudades, por las que no puedes dejar de pasar ¡Empecemos!
1) Estambul
Es imposible no comenzar por la ciudad más famosa del país: Estambul, la más poblada, aunque no sea la capital (esa es Ankara). Antiguamente, fue muy codiciada por ser el paso entre Asia y Europa. Allí se estableció Constantinopla, la capital del Imperio Romano de Oriente, que luego fue derribado por el Imperio Otomano. Su símbolo por excelencia es la Santa Sofía (que significa “sabiduría de Dios”), una inicial iglesia que fue construida en el siglo VI por el Imperio Romano (que supo ser la iglesia del Papa, entre los años 1200 y 1260), luego convertida a mezquita por los otomanos, donde taparon con yeso todas las imágenes católicas (actualmente, todas las mezquitas de Estambul están hechas a semejanza de la Santa Sofía). En 1935, la transformaron en un museo y volvieron a exponer las imágenes, resultando un monumento que unía a dos religiones. Finalmente, en 2020 volvió a ser mezquita y las imágenes terminaron tapadas con cortinas, una vez más. Un tira y afloje religioso ¿verdad?
Está construida en mármol, situada en lo más alto de la ciudad, posee cuatro minaretes (donde se llama a la oración musulmana), una cúpula central de 56 metros de altura, rodeada de dos semi cúpulas y 40 ventanas. En su increíble interior hay mosaicos de oro, plata y piedras de colores.
Tampoco se puede pasar por alto la Mezquita Azul, construida en el siglo XV por el sultán Ahmed I. Ubicada frente a la Santa Sofía, solo es la mitad de su tamaño y tiene seis minaretes, lo que fue muy polémico en la época, ya que solo la Meca tenía seis (al final, la Meca terminó construyendo uno más). Su interior es lo que le da el nombre, ya posee más de 20.000 azulejos azules, que forman figuras de flores y frutas.
Por otro lado, ir a Estambul es ir al Gran Bazar, un mercado construido en el siglo XV, techado, amurallado y con 22 puertas de ingreso. Está formado por más de 60 calles internas, donde hay 4.000 tiendas ordenadas por gremios (de ropa, especial, joyería, alfombras, etc.). Hasta antes de la pandemia, recibía entre 200.000 y 500.000 personas, algo que lentamente se va recuperando, ya que nadie quiere perderse el Gran Bazar ¡Aquí encontrarás cualquier cosa que busques! Puedes conocer ofertas aquí para un viaje a Estambul.
2) Capadocia
Esta región del centro de Turquía es definitivamente mágica, tan mágica que a su atracción principal se la llama “chimeneas de hadas”, que no son otra cosa que piedras formadas por la erupción de dos volcanes, luego excavadas por los primeros habitantes para ocultarse de los invasores y finalmente erosionadas por el paso del tiempo, creando su forma cónica. Los habitantes también crearon ciudades subterráneas, 36 en total, siendo la más grande Derinkuyu que tenía capacidad para 20 mil personas y contaba con una fuente subterránea de agua, ventilación, lugar para el ganado, panadería y otras increíbles comodidades. Una actividad imperdible en Capadocia, que ya forma parte de su paisaje típico, es el paseo en globo aerostático que sobrevuelan las chimeneas de hadas. ¡Un broche de oro para tu viaje por tierras turcas!
3) Pamukkale
Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988, es un sueño hecho realidad. Su nombre ya lo indica: significa literalmente “castillos de algodón” pero, aunque lo parezca, sus increíbles manantiales de aguas termales no están rodeadas de algodón. El aspecto blanquecino se dio gracias a la geología, ya que los movimientos tectónicos crearon aguas termales y el agua subterránea de éstas derritieron la piedra caliza y el bicarbonato de calcio del terreno. Cuando ésta agua con sedimentos sale a la superficie, se enfría mientras va cayendo, creado el efecto que ha cautivado a personas de todo el mundo, que viajan a Pamukkale solo para ver esta atracción natural en el valle del río Menderes.
No te preocupes, este hermoso paisaje se conserva muy bien gracias a las políticas de sostenibilidad del estado, que comenzaron luego de su nombramiento como Patrimonio: se debe ingresar descalzo para no dañar el terreno, no se puede pasar sobre zonas protegidas y no se puede edificar hoteles demasiado cerca, aunque sí es posible alojarse en Pamukkale. También se han creado piscinas artificiales, a 35 grados, donde se permite bañarse, para no sobrecargar o arruinar las naturales.
Pero no todo es agua y relajación: en la parte superior de la colina se encuentra la antigua ciudad de Hierápolis, fundada por los romanos en los siglos II y III, como un lugar de descanso termal. Actualmente, se pueden ver construcciones no tan en ruinas de lo que fue ésta ciudad, como el Templo de Apolo, los baños termales, puertas monumentales, una necrópolis y el Teatro, su construcción más famosa muy bien conservada, donde cabían unas 20.000 personas. Además, en el sector de los baños termales, hay un museo con los principales objetos encontrados allí. Muy cerca, se encuentra el complejo “Antique Pool”, que contiene piscinas al aire libre de agua caliente donde se permite bañarse entre ruinas romanas.
¡Pamukkale es una experiencia inolvidable!
¿Cuál de estos lugares captó más tu atención? ¡Ésta es solo una pequeña muestra de todo lo que tiene para ofrecer Turquía! Religión, paisajes, arquitectura, compras, viajes en globo y hasta aguas termales ¿Qué más hace falta para que lo elijas como tus próximas vacaciones? Éste destino lo tiene todo ¡Vamos a Turquía!
