Región de Murcia
Fin a las noches cálidas en la Región y posible llegada de una DANA
El mes de agosto se despide en la Región de Murcia con un comportamiento meteorológico inusual. Tras un fin de semana marcado por fuertes vientos y granizo, los próximos días prometen más cambios bruscos en el tiempo. Se espera la llegada de una borrasca que podría convertirse en DANA a partir del sábado.
El lunes continuará la tendencia del domingo, con ráfagas de viento alcanzando los 50 kilómetros por hora en lugares como Yecla y Águilas. La entrada de una vaguada, un segmento de la borrasca que se profundizará al norte de Baleares, traerá consigo una caída de las temperaturas y vientos del noroeste.
Aunque las lluvias no se esperan hasta el miércoles, se prevé que el tiempo traerá aire frío y una nubosidad creciente que podría desencadenar chubascos por la tarde, con posibilidad de tormentas.
El jueves mantendrá temperaturas frescas, marcando un contraste notable con las temperaturas elevadas que se habían experimentado en la región durante el verano. El viernes podría haber un ligero aumento de las temperaturas, pero se espera que siga siendo agradable para la temporada.
Según Luis Bañón, portavoz de la delegación en Murcia de la Agencia Estatal de Meteorología, las temperaturas mínimas estarán algunas décimas por debajo de lo normal, marcando un fin a las noches cálidas que se habían registrado desde mediados de junio.
La incertidumbre se cierne sobre el sábado, ya que se espera la llegada de una borrasca que podría persistir hasta el lunes. Los modelos meteorológicos aún no determinan qué áreas podrían verse más afectadas por las precipitaciones ni la cantidad de lluvia esperada. La temperatura del mar Mediterráneo desempeñará un papel crucial en la intensidad de las precipitaciones.
En cuanto a las reservas de agua, los embalses de la cuenca del Segura se encuentran al 26,7 por ciento de su capacidad, lo que plantea preocupaciones sobre el abastecimiento a partir de octubre si no llegan lluvias significativas.
El Mar Menor también está en alerta debido a la posibilidad de fuertes precipitaciones que podrían afectar su ecosistema ya debilitado. Los niveles de oxígeno están cerca de los límites críticos, y la entrada de arrastres podría agravar aún más su estado.