Cultura
El pintor José Royo vuelve a exponer en España tras 30 años y elige Lorca para su regreso
Su exposición “Esencia” se puede visitar en el palacete Huerto Ruano de Lorca hasta el 30 de octubre
ANA BELÉN MIÑARRO PARA PERIÓDICO EL LORQUINO – Fue en su más tierna infancia cuando José Royo halló, sin buscar, lo que otros tardan media vida en encontrar: su razón de vivir, el sentido de su vida, la pintura. Hoy, setenta años después, establecido en la tranquilidad del campo de su Valencia natal, sigue pintando obras que resplandecen en los mejores museos de los cinco continentes. Su fulgurante trayectoria artística, consolidada en Estados Unidos, lo ha convertido en un artista de referencia en nuestra época. Esta vez, deslumbrado por la belleza del palacete del Huerto Ruano, el prestigioso pintor ha elegido la ciudad de Lorca para traer de regreso sus creaciones a España, donde promete emocionar al público con su exposición “Esencia”.
Es usted un artista mundialmente reconocido, y su obra aterriza ahora en Lorca, después de haber viajado a lo largo y ancho del planeta. ¿Cómo surgió la idea de exponer su última serie en la Ciudad del Sol?
Como suelen pasar estas cosas: por casualidad. Un amigo, Rafa Mármol, conoce la ciudad de Lorca y su Ayuntamiento, y me enseñó un vídeo con ese hermoso espacio que tenéis en el centro de la ciudad, el Huerto Ruano. Me pareció un lugar realmente precioso. Entonces, mi amigo me preguntó si quería colgar la obra en este sitio y le dije que sí. Él habló con el concejal y el alcalde, que me conocían por referencias, y me abrieron los brazos para acoger esta exposición.
¿Cómo definiría la exposición que va a presentar en nuestra ciudad?
Llevo desde los diez años, casi toda mi vida, abducido por la pintura; han sido setenta años pintando para América, Japón, Rusia… Cuando era un niño, algo se metió en mi cabeza y supe que estaba en el mundo para pintar; pero para eso había que sacrificarse y aprender mucho. Empecé a pintar para Valencia, Europa, América… Eso crea muchas obligaciones, como viajar mucho y conocer a mucha gente, y es un tiempo que se resta a la pintura. Pero pinto mucho, voy muy rápido porque quemo muchas horas del día y de la noche.
Para evitar la monotonía, cada cierto tiempo corto con esa rutina y hago series: me invento un tema y le doy vueltas; arqueros, figuras en el aire… Cualquier idea me vale. La serie que expongo en Lorca, que se llama “Esencia”, la definiría como extraña y misteriosa.
¿Qué va a encontrar el público en esta “Esencia”?
Es una serie que no va de un solo tema, sino que aborda varios subtemas de misterios y alucinaciones que tenemos todas las personas. Estamos llenos de cosas misteriosas. ¿Por qué un hombre se pone a pintar y no a hacer algo “útil” con su vida? Es un misterio. ¿Por qué los prehistóricos se pusieron a pintar en una roca? Aquello fue un Big Bang para el cerebro: el ser humano pasó de ser un ser creador a convertirse en un ser creativo.
¿Dónde encontró la inspiración para esos “misterios y alucinaciones” que conforman su serie?
Surgió de una sábana. Yo tengo una sábana que llevo siempre conmigo, y que ha recorrido medio mundo. No le doy uso, solo me sirve para pintar. Es mi modelo preferido. Un día, mi mujer, que también es artista, hizo coger la sábana de un extremo y la dejó suspendida en el aire. Un trapo suspendido por una mano humana es una idea fantástica y puede ser una simbología de muchas cosas, por ejemplo, de la paz (una bandera blanca). Y es que, aunque no significara nada, no importa; estéticamente es una imagen preciosa. Los pliegues, la textura de la tela sobre un fondo oscuro son dignos de admirar. A partir de ahí vinieron otras ideas.
Vivimos tiempos convulsos, de mucha incertidumbre. A su juicio, ¿qué puede aportar la pintura al mundo en el que vivimos?
Depende de quién la mire. Al final, una pintura es, en esencia, un lienzo con colores, un juego de niños, al igual que la música es solo un conjunto de sonidos. Pero quien la mira puede recrear algo, puede enriquecerla y darle valor. Al final, la labor del artista es como una pelota que se lanza, y el mensaje de la obra dependerá de quién recoja la pelota.
Después de setenta años de trayectoria y de todos sus viajes por el mundo, ¿qué espera de esta exposición en Lorca?
Espero lo mismo que de mi exposición en Nueva York, Los Ángeles o Pekín. Tengo nervios y emoción, pero estoy muy contento de estar nervioso. Al fin y al cabo, es la vuelta a España de mi obra después de treinta años.
