Europa
El día que el mundo se hizo más pequeño: 26 años de la caída del Muro
“The world closing in Did you ever think That we could be so close,like brothers The future’s in the air I can feel it everywhere Blowing with the wind of change”
Con viento de cambio, como decía la inmortal canción de Scorpions, el mundo se convertía en un lugar mejor; y ellos lo sabían bien al ser alemanes. Hoy celebramos un error; un fallo cometido hace 26 años por un portavoz político de la República Democrática Alemana (la parte de la Unión Soviética, para que nos entendamos).
09-11-2015 EL LORQUINO | Cierto es que se habían anunciado ciertos cambios en las facilidades para pasar de una parte a otra de Alemania, pero Günter Schabovsky, encargado de comunicar las nuevas políticas de viajes al extranjero, anunció que se derogaban todas las leyes que restringían dichos viajes fuera de la Unión Soviética.
Pero el gran fallo vino cuando le preguntaron en la rueda de prensa que a partir de cuándo se haría efectivo; ante la ignorancia de tal conocimiento, él dijo que de forma inmediata. Fue ese fallo, un 9 de noviembre de 1989, el que hizo que miles y miles de personas, cantidades ingentes de alemanes orientales, se acercaran a las proximidades del Muro de la vergüenza. Los agentes fronterizos se vieron abordados por una muchedumbre popular que pedía su derecho de pasar al otro lado. Tal fue la presión, que nadie hizo nada y los ciudadanos, que habían sido separados de sus parientes de Berlín Oeste, pudieron pasear libremente por la República Federal Alemana.
Familiares que se reunían por primera vez en mucho tiempo se fundían en interminables abrazos que se convertían en el símbolo de la libertad. Nacía un nuevo mundo que iba matando a las décadas de terror que había dejado la Guerra Fría, y no pasarían más de dos años para que la Unión Soviética se desintegrara y cesara esa guerra del miedo, en la sombra.
El Muro de Berlín se empezó a derribar esa misma noche por los mismos ciudadanos que no querían que esas paredes de horror y vergüenza les volvieran a encerrar en un mundo frío y estéril de alegrías. Y ahora, hoy mismo, nos encontramos el ejemplo contrario en nuestro propio país.
Unos pocos quieren decidir el destino de millones, amparándose en un falso concepto de democracia, malentendiendo lo que quiere decir la libertad. Quieren separar al país y a los ciudadanos, aunque sea fuera de la ley. No estaría mal un nuevo país en el que robar ellos solos, ¿verdad? Construyen un imaginario muro que constituirá mayor vergüenza aún.
Y no sabe nadie, si no ha palpado el terrible Muro de Berlín, que aún resuenan en sus pedazos de hormigón los gritos de miedo y de dolor de las víctimas que cayeron a sus pies, intentando buscar algo mejor, que una comunidad cerrada y cabezota no era capaz de darles.
Redacción: Fernando Cabrera. Periódico EL LORQUINO.