Ana Martínez Perán. Periódico EL LORQUINO. 06/04/2016
Tras la propuesta lanzada por el presidente en funciones, Mariano Rajoy en un acto del PP en Sevilla de finalizar la jornada laboral a las seis de la tarde, la prensa inglesa y estadounidense han puesto la puntilla comentando el hecho de forma irónica.
Esa cabezadita, después de la comida, antes de volver al trabajo sabe a gloria y a nuestros vecinos del norte de Europa, más que otra cosa, lo que les provoca es envidia.
¡España y olé!, como se suele decir… toros, siesta, paella y fiesta.
El titular de un artículo del Washington Post dice directamente: «¡Hora de levantarse! El primer ministro de España quiere prohibir la siesta», y afirma que «una jornada laboral típica española empieza a las diez de la mañana y se parte en dos por una pausa para comer de dos a tres horas conocida como ‘la siesta'».
The Independent, otro diario británico, llega a afirmar que «España quiere acabar con la siesta en una apuesta por entrar en el siglo XXI».
El diario norteamericano Mashable, por su parte argumenta que «España es un país cálido y un descanso al mediodía permitía a los trabajadores evitar las insoportables temperaturas y volver a trabajar cuando hacía algo más fresco».
El líder del PP, a parte de sugerir que la jornada laboral acabe a las 18:00 horas también propuso cambiar el huso horario para que la península tenga el mismo que Canarias, Portugal o Reino Unido argumentando que se trata de intentar mejorar la productividad y la conciliación de la vida laboral y familiar.
Diarios como The Daily Telegraph, The Guardian y The Times, también se hicieron eco de esta «amenaza de muerte» a la tan querida siesta española.
En realidad, según un estudio de la Oficina Nacional de Estadística británica, realizado en 2011, revela que los españoles trabajan dos horas más de media a la semana que los británicos y una más que la media europea.
Como dice el periódico británico The Guardian, «quizás los cinco millones de parados que hay en España, tengan la posibilidad de echar una siesta y hasta que el Gobierno pueda encontrarles un trabajo, no importará mucho cuándo empiece o termine la jornada laboral».