Crónicas
Paco Ureña forma el dos de mayo
El torero lorquino rinde de nuevo la plaza de Las Ventas de Madrid en una tarde épica, cortando una oreja en el duelo con Urdiales y estando a punto de abrir la Puerta Grande.
03/05/2017. EL LORQUINO
🎥 | La completa tarde de @UrenaOficial y su oreja del sexto en la Goyesca de hoy en #LasVentas, en este VÍDEO resumen. pic.twitter.com/mANByg11ol
— Plaza de Las Ventas (@LasVentas) 2 de mayo de 2017
Tarde de contrastes la vivida ayer en la plaza de Las Ventas del Espíritu Santo. Por un lado, por la presentación y el juego de los toros de Salvador Domecq, José Vázquez y Victoriano del Río, por debajo de lo esperado; y por otro, por la firmeza y épica de los toreros actuantes.
Diego Urdiales se las vio en primer lugar con un astado de Salvador Domecq venido a menos y sin finales, pitado en el arrastre, ante el que el riojano anduvo muy bien, sobrado de facultades, cruzándose y extrayendo todo lo que tenía al animal. Tras finiquitarlo de una estocada, saludó una ovación tras aviso.
Su segundo toro, tercero de la tarde, perteneciente a la ganadería de José Vázquez, tuvo buena condición, y permitió al diestro de Arnedo realizar una faena de mucho gusto y buen corte, con dificultad para domeñar la fiereza del astado, brillante sobre todo en los naturales y trincherillas. Cuando tenía la oreja en la mano, el mal uso de los aceros le impidió tocar pelo, por lo que todo quedó en una ovación con saludos tras aviso, siendo ovacionado el cornúpeta en el arrastre.
En tercer lugar, quinta función del festejo, se las vio Urdiales con un toro de Victoriano del Río cuya presentación se protestó de salida y que acabó teniendo movilidad pero con muchas teclas que tocar, quizá no bien entendido por el diestro. Mal con los aceros, fue silenciado tras aviso.
Paco Ureña mostró sus cartas credenciales nada más abrirse de capote con un recibo por verónicas abrochadas con una media a pies juntos extraordinaria ante su primero, un animal terciado de Salvador Domecq protestado de salida que acabó lastimándose una mano y fue mantenido en el ruedo por una incomprensible decisión presidencial pese a las lógicas protestas del respetable. Venido arriba el toro, Ureña se dirigió a los medios a brindar su lidia y muerte al público madrileño, que se lo afeó, y pese a la buena condición del astado, pronto se vio que iba a menos, así que el lorquino decidió abreviar con sensatez y lo finiquitó de una buena estocada. Silencio y pitos para el toro en el arrastre.
El cuarto, segundo del lote de Ureña, perteneció a la ganadería de José Vázquez y fue también protestado de salida. Manso pregonado en el tercio de varas, mereció banderillas negras y a la hora de picarlo únicamente fue posible mediante un encierro orquestado entre picadores y cuadrilla cerca de toriles. Siguió el desorden en banderillas, pero en cambio el toro tuvo fijeza en la muleta y fue embestidor, lo que aprovechó Paco para enjaretarle muletazos de extraordinaria calidad. Sucediéronse derechazos portentosos, naturales de frente o con el compás abierto al ralentí, trincherillas, pases del desdén… Cuando el premio parecía seguro, de nuevo la espada se interpuso entre el lorquino y el triunfo, dejando una media estocada en buen sitio pero necesitando de cuatro descabellos, por lo que todo quedó en una ovación con saludos, recibiendo división de opiniones el animal en el arrastre.
Llegada la última función del festejo la tarde se venía abajo a velocidad de vértigo. Ureña recibió al Victoriano con verónicas portentosas y el toro pareció mostrar buena condición desde el principio, realizando una buena pelea también en varas y acudiendo presto a las banderillas. Cuando cogió la muleta, se fue el lorquino al centro del redondel con la franela en la izquierda enrollada a modo de cartucho de pescao y citó de frente y a pies juntos, viniéndosele el animal como un tren. Aguantó y pasó a centímetros, enjaretándole entonces Ureña dos series de naturales portentosos. Le siguieron varias de derechazos con calidad y, cuando la faena tomaba altos vuelos con la colaboración del astado, de embestida no obstante poco cierta, éste dijo nones y comenzó a rebañar y a tirar derrotes. No se amilanó el diestro, que prosiguió con firmeza y determinación, cruzándose con seguridad, a cara de perro, a vida o muerte, en los terrenos del toro, entre el ¡ay!, el ¡uy! y el ¡olé!, con el público enardecido, llegando a volar un sombrero desde el tendido del 7.
Domeñada la fiera, se fue el de Lorca a por la espada y tras prepararlo para la muerte, le propinó una estocada desprendida con la que el toro tardó en caer, levantándose una impepinable petición de la oreja que el presidente no tuvo más remedio que conceder. La vuelta al ruedo del diestro fue clamorosa. Y es que Ureña había formado el dos de mayo, o más bien, había sido el héroe del 2 de mayo.
Un autobús fletado por el Club Taurino de Lorca tuvo el privilegio de vivirlo en directo. Ahora le espera el próximo sábado un importante compromiso en la feria mexicana de Aguascalientes, donde lidiará toros de Montecristo junto a Diego Urdiales y Juan Pablo Sánchez, volviendo después a España, donde le espera un nuevo compromiso en Madrid, primero de la feria de San Isidro, el día del santo patrón, con toros de Montalvo junto a Curro Díaz y López Simón. ¡Suerte torero!
Ficha del festejo de Madrid:
Plaza de toros Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid. Un tercio de entrada (debido al fútbol y a la huida de los madrileños a las playas del Levante) en tarde soleada y de agradable temperatura.
Corrida Goyesca con motivo del 2 de mayo.
Toros de Salvador Domecq (1º y 2º), José Vázquez (3º y 4º) y Victoriano del Río (5º y 6º), justos de presentación o por debajo de lo exigido en Madrid y de dispar juego, sobresaliendo por su buena condición el tercero y por su emoción el sexto, complicado.
Diego Urdiales (marino y plata), ovación con saludos tras aviso, ovación con saludos tras aviso y silencio tras aviso.
Paco Ureña (rosa palo y azabache), silencio, ovación con saludos tras aviso y oreja tras aviso.
Diego Antonio Reinaldos Miñarro para Periódico El Lorquino