Lorca
El crucero por el Mediterráneo de una familia de Librilla con viajes Eliotours
Desde muy pequeño la gran ilusión de Daniel ha sido viajar en un barco muy grande. Una de las preguntas que solía hacerle a su madre era que cuándo llegaría ese momento. “Cuando tu hermano sea más mayor”, le aseguraba. Y no le falló. El pasado 24 de octubre Paqui, su marido y sus hijos de 9 y 5 años disfrutaron de un crucero en familia por el Mediterráneo.
Había tantas expectativas puestas en un viaje así que nada podía fallar. Por eso, la encargada de organizar el crucero fue la agencia de viajes Eliotours, en Lorca.
Cuenta Paqui que nada más embarcar se dedicaron a descubrir y “corretear”por el barco: “Es realmente enorme, una auténtica ciudad flotante”.
Al día siguiente llegaron a Marsella, visitaron la ciudad y la Basílica de NotreDame de la Guarde, ubicada en una cima desde donde “se ven unas vistas preciosas”.
Lo bueno de un crucero es que la diversión y el entretenimiento están asegurados tanto fuera como dentro del barco. “Está todo pensado para no parar de consumir en cualquier sitio que te acerques. Desde fotógrafos en cada esquina ansiosos de hacerte fotos hasta bingos por la noche. También unos espectáculos muy bonitos cada noche antes de cenar”, explica Paqui.
El tercer día visitaron Génova, su acuario y hasta conocieron el barco donde se rodó ‘Piratas del Caribe’. Debido a la edad de los más pequeños, esta familia de Librilla prefirió no coger ninguna excursión programada e ir a su aire. “Fue todo genial y sin problemas”. Cuentan que al llegar a Civitavecchia, al día siguiente, decidieron no visitar Roma, donde ya habían estado en otra ocasión, ya que sería muy pesado para los niños. “Ese día disfrutamos del barco y de sus jacuzzis”.
El quinto día fue el turno de Palermo. El momento del atraque fue una de las grandes anécdotas del viaje: “Fue muy curioso y divertido porque al ir a desayunar vimos desde arriba como atracaba el barco en el puerto, algo impresionante desde las cristaleras, además de que atraca casi en una calle de Palermo”. Allí visitaron, entre otros lugares, el Palacio Real, la Catedral y las Catacumbas de los Capuchinos. “Nos gustó mucho pese a lo que había oído de ser una ciudad pobre y sucia”. Además, explica que de vuelta al barco “nos encontramos con una calle que en sus cuatro esquinas había unas esculturas y cada cinco minutos cortaban el tráfico para que los turistas pudiéramos hacer fotos y disfrutar del entorno”.
Los últimos destinos de los que pudo disfrutar la familia fueron Cagliari y Mallorca, dos ciudades cuyas catedrales, capillas y vistas les impresionaronmucho.
En definitiva, un viaje donde conocieron a mucha gente de todas las nacionalidades, pasaron tiempo en familia y, lo más importante, los más peques lo disfrutaron. Sin duda, una experiencia inolvidable para ellos y para todas las familias que ya han disfrutado de un viaje exclusivo como este.