Cultura
ENTREVISTA | Fernando Asensi, violinista lorquino con vocación transformadora
Redacción Ana Belén Miñarro para El Lorquino
FERNANDO TOMÁS ASENSI DE SAN MATEO, responsable del proyecto Lorca Familia Violín Suzuki: “Mi proyecto surge para intentar que Lorca tenga un tejido social sensible a la música”
Sus padres lo empujaron a la música desde su infancia; pero fueron sus profesores del Conservatorio de Lorca los que encendieron esa vocación, esa pasión musical que ha sido protagonista de la trayectoria profesional y vital de Fernando, y a los que tiene siempre presentes.
Por ello , tras un largo y fructífero periplo formándose en los principales centros musicales de Europa, como Hungría o Austria, el músico no dudó en volver a su ciudad natal, Lorca, a aplicar todo su bagaje de aprendizajes y experiencias en torno a la Música; mediante su proyecto Lorca Familia Violín Suzuki, basado en un revolucionario método de violín basado en el método de aprendizaje de la lengua materna, Fernando intenta sembrar una semilla de amor por la música a los más pequeños del municipio e imbuir con su espíritu musical a su lugar de origen, aquí donde todo empezó.
Para quien no lo conozca, ¿en qué se basa el proyecto de Lorca Familia Violín Suzuki?
Lorca Familia Violín Suzuki es un proyecto social y cultural que se basa en el método Suzuki, un sistema de aprendizaje basado en la lengua materna. Se inventó en Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Su fundador era pedagogo, humanista y violinista.
Con respecto al método Suzuki, primero nace en el violín, porque el fundador era violinista; lo que pasa es que luego se extrapola a otros instrumentos. Ahora hay un montón de instrumentos que se han colado en la pedagogía Suzuki.
Concretamente, mi proyecto surge para intentar que Lorca tenga un tejido social sensible hacia la música y también para que mi hijo se introdujese en el mundo musical. Yo ya había recibido otros alumnos que habían comenzado con el método Suzuki en otros centros de Murcia y Cartagena y me sorprendió el nivel que tenían; así que Investigué un poquito sobre el método Suzuki y desarrollé la idea de lanzarlo aquí en algunos colegios en Lorca. Tuvo arraigo en el colegio de las Mercedarias de Lorca como actividad extraescolar, y poquito a poco se ha ido desarrollando.
El nombre de su proyecto alude a una familia. Suponemos que está basado en la cooperación y la colaboración, ¿no?
Los propios padres se han vinculado con el proyecto, hacen incluso convivencias. No es una actividad meramente académica, sino que ha trascendido a unos vínculos sociales y hemos originado una comunidad. Poquito a poco se ha ido extendiendo; hemos hecho participaciones con la fundación Poncemar de Lorca, hemos ido a hacer villancicos a los centros de mayores, hemos hecho participaciones en Caravaca, en las iglesias, a tocar conciertos…Es un proyecto para ayudar a los niños a hacer música, a compartir música con otras personas; personas mayores, compañeros, etc.
¿Qué feedback está recibiendo de los padres y de las personas integrantes de este proyecto?
Es muy gratificante trabajar con los padres porque estás viendo el día a día y como va creciendo la familia, porque es una familia. Mi labor como pedagogo, como docente, es intentar inculcar a los niños todo el amor hacia la música y también a los padres, y darles recursos y acompañarles en este viaje a través de la insistencia.
Hay que tener paciencia, y hacer un poco de psicólogo porque los padres a veces se vienen abajo. Hay momentos en la formación de los niños que cuestan; ten en cuenta que los padres se convierten en profesores en el hogar y el éxito en la formación del niño, para que esto crezca, depende también de los padres. En esos momentos de flaqueza yo, como profesor, tengo que estar ahí para intentar ayudarle.
Poco a poco van superando los obstáculos y van adentrándose en la metodología Suzuki . Al principio cuesta entender, pero poco a poco los padres van viendo los valores que emanan del método Suzuki, y esa interacción que logran entre padres e hijos. Poco a poco ves que el niño sonríe en las clases, que va superando los obstáculos, que se ve cada vez más suelto con el propio instrumento, y ves la gratificación del padre al ver que todo ese trabajo que se está haciendo va dando sus frutos. Comprobar cómo están disfrutando en la formación y en los conciertos es muy gratificante, la verdad.
¿Qué cree que aporta a los niños este tipo de formación tanto a nivel personal como intelectual?
A nivel intelectual, aporta muchos privilegios para el desarrollo del niño; principalmente se ha demostrado que se desarrolla mucho la memoria, ya los niños que son capaces de aprender un repertorio de una hora y media perfectamente. Desarrollan también la concentración y, a nivel de psicomotricidad, estos niños desarrollan muy buenas habilidades psicomotrices . La concentración y la atención es un pilar que se trabaja muy directamente en el método. Con el docente tienen media hora de clase individual, y captar la atención durante media hora es un reto muy complicado a edades tempranas .
Yo se lo digo a los padres; el primer año no pretendas que el niño te toque la música que supuestamente le corresponde a su nivel; ahí mi principal objetivo es captar la atención del niño, e inculcar unos valores de disciplina y respeto. Ellos desde que entran a las clases cogen su instrumento, hacen el saludo, hacen las rutinas de la clase y después tienen que acabar con el saludo. Esto no se consigue de la noche a la mañana; quizás nos tiramos 6 meses, 8 meses, incluso el primer año y lo conseguimos al final. Pero ya es un valor. Ya lo tienes envuelto en el mundo de los sonidos.
También se ha demostrado que el desarrollo de las habilidades musicales a edades tempranas también repercute en el propio lenguaje; estos niños tienen más capacidades para desarrollar la lengua, para entender más los sonidos.
Por otro lado, a nivel social, los niños empiezan a compartir con otros niños; a nivel motivacional los niños aprenden de los más mayores, porque en las clases colectivas el niño más pequeño se esfuerza para llegar al nivel del más mayor (nivel motivacional). Y el niño más mayor también se puede comparar con los niños más pequeños, ver que estos están pasando por lo que él ya pasó y tomar conciencia de su propia evolución. A nivel emocional, el hecho de estar rodeado de sonidos, compartiendo, cuando salimos un poco de la concentración, hace que los niños se lo pasen bien.
Muestra usted una gran pasión por su labor musical. La vocación por la música, ¿nace o se hace?
Alguien no se mantiene en la música si no tiene, aparte del refuerzo de los padres, la vocación. Pero la vocación se tiene que contagiar de alguna forma, se tiene que irradiar. Y en ese sentido, he tenido una mayoría de buenos profesores en Lorca.
No hay ningún docente del conservatorio de Lorca que esté ahí por obligación; todos son buenos docentes pero es que verdad que hay ciertas personas con las que conectas más, que te motivan y te impulsan. Tuve la suerte de conectar con estas personas y que me auparan.
¿Por qué eligió el violín y no cualquier otro instrumento?
¡Fue algo del azar! Mis padres tenían claro que sus hijos debían desarrollar alguna actividad musical; así que fui al conservatorio, hice unas pruebas que en su día eran las de preparatorio, y me quedé en condiciones para poder elegir instrumento. Aún tengo el flashback de estar en la cola haciendo fila para poder elegir el instrumento. En ese momento había una niña tocando un violín, me gustó la sonoridad del instrumento y les dije a mis padres “pues yo quiero tocar eso”. Si llego a ver otro instrumento, pues hubiese dicho ese instrumento.
Suponemos que habrá vivido muchos momentos especiales en esta trayectoria de Familia Violín Suzuki…
Anécdotas hay muchísimas, sobre todo, cuando trabajas con niños. Son tan espontáneos que siempre te sacan muchísimas sonrisas. Pero quizás me quedo con una vivencia que tuve aquí en mi clase, la cual compartí con los padres porque fue muy emotiva y muy bonita.
Un día estábamos practicando para un concierto; cada uno de los niños, además de los repertorios colectivos, también tienen que hacer piezas individuales. Uno de los niños se puso nervioso, no le salía nada bien, y se puso casi a llorar. En ese momento todos los compañeros se pusieron a tocar la pieza de él; él entonces se enganchó con la pieza. Fue un momento, una sinergia… casi se me ponen los pelos de punta ahora. Me emocionaba al contárselo a los padres. Me quedo con esa anécdota.
¿Cuál es el horizonte que pretende alcanzar Familia Lorca Violín Suzuki? ¿Adónde quiere llegar?
Cada persona, en su parcela laboral o en lo que considera que puede aportar, siempre se marca, más que como un techo de crecimiento, un ideal . Yo siempre he sido muy embajador de mi Lorca, de mi ciudad, y a cualquier sitio que he ido he hablado muy bien de Lorca.
Yo he tenido un amplio proceso de formación fuera; me formé en Alicante, he tenido la suerte de poder formarme en República Checa, en Hungría y en Austria. Cuando regreso después de la formación, empiezo a tener un ideal de qué puedes aportar a tu ciudad, en este caso a Lorca, a la ciudad que me ha dado las raíces y la oportunidad de poder estudiar la música en el conservatorio de aquí; quería de alguna forma contagiar todo el amor que siento hacia la música e irradiar.
Hay un hecho fundamental que me chocó muchísimo en Hungría, en Budapest, donde resido y también me formo. Dentro del propio conservatorio Franz Listz de Budapest, hay una de las principales salas de conciertos del país.
Allí, en los conciertos, después de cada pieza, todos aplaudían al mismo tiempo, y además haciendo música con las palmas; empezaban con un tempo de palmeo y poquito a poco iban incrementando. Que en una sala de conciertos vengan los niños, vengan los padres, vengan los abuelos… Ese arraigo musical que había allí en las familias yo me lo traigo de alguna forma.
Y cuando llego a Lorca me planteo; ¿Cuál es el ideal para mí? Y el ideal para mí es contagiar algo parecido aquí en mi ciudad; acercar la música a las familias, hacerla accesible a todo el mundo…
De hecho, cuando llego, empiezo a tocar puertas y voy con mis ideas a la Escuela Municipal de Música de Lorca, a la Universidad Popular y demás . El primer acercamiento es intentar llevarlo a las entidades públicas y luego lo lancé en colegios. La idea es introducirlo a las familias y que poco a poco tengamos un respaldo de la política.
Cuando he podido hablar con la concejalía de Cultura (en su momento con Nines, con Santiago aún no he tenido la oportunidad), tengo la idea es que se ponga en valor, que se pueda impartir en el propio sistema público y no solo con iniciativa privada.
Ahora mismo tengo catorce o quince familias, lo tengo como proyecto social y cultural, y vuelco muchísimo esfuerzo en esto. También soy profesor de conservatorio y compaginar ambas cosas a un nivel grande de desarrollo es tarea casi imposible.
Viniendo usted como viene de formarse en ciudades europeas referentes a nivel musical, ¿cómo ve el desarrollo del tejido musical en Lorca? ¿es usted optimista respecto al futuro?
Yo pienso que sí. En Lorca hay una trayectoria grande con la banda municipal en su momento, que creo que hace poco cumplía 100 años; después de un “by pass” por una serie de irregularidades y demás, he visto que han vuelto a apostar por el proyecto, por darle estabilidad y regularidad.
Ha habido intentos de crear una orquesta; en su momento Antonio Manzanera, creó una pequeña base orquestal de cuerda, la orquesta Bartolomé Pérez Casas . Yo recuerdo empezar a tocar cuando era pequeño, ese proyecto quizás nunca ha tenido un respaldo y una continuidad, pero creo que siempre ha habido un ideal por parte de las personas que siempre hemos estado en un entorno musical y creo que todos los profesores que hemos pasado por aquí hemos tenido una idea en su momento de hacer una orquesta.
Actualmente se ha creado una nueva orquesta, la orquesta sinfónica de Lorca, que es una orquesta que está comprendida por jóvenes del propio conservatorio con sus profesores, lo cual me parece una idea formidable para que haya una motivación, primero por los niños del conservatorio; y después para trasladar a Lorca, nuestro pueblo, que aparte de una banda, también tenemos una orquesta.
Yo haciendo un poco de embajador de Lorca, como siempre digo; ostras, si somos la tercera ciudad en importancia de la región, ¿cómo estamos en ese sentido a la zaga de Murcia y Cartagena? Ahora se ha creado una orquesta, pero la base es fundamental para cualquier cosa en construcción. Esta orquesta ya tiene un nivel técnico, pero creo que siempre hay que apostar y reforzar la base, y estos son los niños. Y este método brinda esa fantástica oportunidad.
¿Cuál es su mayor satisfacción en todo lo que está llevando a cabo?
La satisfacción mía personal es sentir que de alguna forma estoy sembrando en mi ciudad. Y esta metáfora, este paralelismo, viene de mi abuelo, conocido aquí en Lorca como Paco el Jardinero, porque él era jardinero y agricultor. Ese amor que ha tenido a trabajar en el campo, a la forma de sembrar y cultivar, para después recibir esos frutos, de alguna forma yo la he mamado con mi abuelo; él estaba muy orgulloso de esa siembra que había hecho en su momento, de recoger los frutos.
Yo recuerdo que llegaba a casa y él se sentía tan orgulloso de las patatas como de su más bella flor. De alguna forma, hay un paralelismo ya que estoy sembrando en valores, en amor a la música, y van creciendo esas semillitas que en su día plantamos con muchísimo cariño y amor ; con la ayuda de los padres, van emergiendo en niños, que están felices tocando el violín , que tienen un nivelazo técnico pero también como personas son fantásticos.
