Cultura
Valiente lesbiana, «La Vargas»
Ana Martínez Perán. Periódico El Lorquino.
«Soy lesbiana, fui borracha, fumé mucho y tengo la cabeza llena de recuerdos que van pasando como una película, pero he sido feliz con mis amores y mis desamores», a lo que añadió: «Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera una peste».
Estas son algunas de las muchas palabras que nos dejó La Chamana, «La Vargas».Chavela Vargas murió el 5 de agosto de 2012 a los 93 años en Cuernavaca (Mexico) país del que obtuvo la nacionalidad y donde vivió casi ocho décadas. Nacida en Costa Rica, en un entorno y una infancia muy difíciles, según ella huyó de un país que no supo entender que una mujer usara pantalones.
El escritor Carlos Monsiváis, escribió así sobre ella: «Cuando Chavela Vargas empezó a cantar a finales de los cincuenta, sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical. No solo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con lo que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta, mostró al desnudo su profunda desolación».
Mujer valiente, guerrera. Con los pantalones bien puestos, como ella misma decía, que hablaba sin tapujos, tanto en su vida privada como en su carrera musical ya que, ella misma reconocía haber elegido un género musical vinculado al machismo para poder batallarlo desde dentro. Revólver al cinto, dama de poncho rojo, pelo de plata y carne morena… como la describe Sabina en «El boulevard de los sueños rotos». Caracterizada por su voz grave, ronca, un torrente descomunal, desgarrado, «como si te escupiera las letras a la cara» decía Pedro Almodóvar.
Así de prendada quedó Frida Khalo cuando conoció a «La Vargas», que estas fueron sus palabras: «Hoy conocí a Chavela Vargas. Extraordinaria, lesbiana, es más se me antojó eróticamente. No sé si ella sintió lo que yo. Pero creo que es una mujer lo bastante liberal que, si me lo pide, no dudaría un segundo en desnudarme ante ella… Ella, repito, es erótica. Acaso es un regalo que el cielo me envía».
Chavela, prendada también de Frida, con su fama de «mujeriega» y de «roba esposas» por lo que es clásica su frase: «si las señoras venían conmigo era porque querían, que yo a nadie obligaba. Por supuesto, yo les decía piropos, pero eso no hace mal a nadie, y para ser sinceros, a la mayoría de las mujeres les encanta que las halaguen».
A la Casa Azul se mudó a vivir durante un año aproximadamente junto Diego Rivera y Frida Khalo.
En una de sus entrevistas confesó que su último amor platónico fue Salma Hayek de la que dijo: «Al buey viejo, pasto viche» a la vez que dijo: «Conocí a José Alfredo Jiménez, amé a Frida Khalo y ella me amó. Me tomé todo el tequila que pude, lloré y reí mucho, asusté a un montón de gente que me tenía miedo, porque andaba con mi revólver y fui toda una cabrona».
Chavela fue reconocida con la Gran Cruz Isabel la Católica, las Medallas de Oro de las Universidades Complutense de Madrid y al Mérito de la de Alcalá de Henares.
Posee el Huésped de Honor de Buenos Aires, Ciudadana distinguida en Ciudad de México y un Grammy Latino.
Con una extensa discografía, La Chamana presentó el que fue su último disco a los 93 años, poco antes de morir.
Vivió como quiso. Supo reír, llorar, amar…
En una época en la que ciertas normas de conducta en una mujer no eran las correctas ni las esperadas, Chavela supo decir no, ser una dama diferente dentro de una sociedad machista allá por los años 50.
«Quiero que en mi entierro vayan delante las putas y los borrachos. Los demás pueden ir atrás»
Nos dejó «La Vargas», ya hace tres años de su partida, pero nos dejó su música, su recuerdo, y su gran fortaleza.
«Nunca he estado con un señor, nací así, no lo presumo, tampoco lo pregono, pero no lo niego» «Yo no tengo de que avergonzarme… mis dioses me hicieron así»
Y punto.
