Cine
James Dean, 60 años sin el Rebelde de Hollywood
Muchos lo han intentado y pocos lo han conseguido (por no decir ninguno). Hace 60 años que se fue de forma prematura el Rebelde sin causa más famoso de la historia. James Dean moría un 30 de septiembre de 1955 con 24 años y lo hizo de la forma en que lo hubiera hecho cualquiera de sus personajes de ficción. Al volante de un gran bólido de carreras. James Dean nació en Indiana un 8 de febrero de 1931.
FERNANDO CABRERA. EL LORQUINO Sentía un fuerte cariño, por encima de todas las cosas, hacia su madre, pero ella moriría cuando él tenía nueve años. Este hecho le marcaría el resto de su vida, pues su padre, que no podía cuidarle y educarle, le envió con su hermana mayor donde fue educado con la cercana influencia del Reverendo James DeWeerd, un pastor metodista que, muchos años más tarde y gracias a las confesiones de Elizabeth Taylor, se supo que abusaba de él. Aun así, este hombre tuvo una gran influencia en Dean, pues fue quien le aficionó a las carreras de coches y al teatro. Su carrera como actor no duraría más de cinco años.
Sus papeles por los que sería recordado serán tres: Cal Trask en al Este del Edén, Jett Rink en Gigante y, sobre todo, Jim Stark en Rebelde sin causa (todas entre 1954 y 1955). Antes (1951-1954) había hecho pequeños papeles en otras películas y obras de Broadway, pero ninguno de ellos tendría mayor relevancia. Esos tres personajes que le hicieron famoso tenían los mismos matices: personas algo hurañas, solitarias, impetuosos y, sobre todo, rebeldes. Ciertos aires que se respiraban en el James Dean más íntimo.
En al Este del Edén (1954) hacía de un hijo inquieto y problemático que compite con su hermano por la atención del padre (sería nominado al Oscar por este papel). Llegaría el turno de Rebelde sin causa (1955), en donde haría el papel de su corta carrera, Jim Stark, un adolescente confuso y problemático, que siempre se mete en problemas y peleas, por lo que su familia tiene que mudarse cada cierto tiempo.
Se comprobaría que la película era un fiel reflejo de la convulsa juventud americana de los 50; rebeldes faltos de ciertos valores que intentaban llamar la atención de cualquier manera. Pasaría a la historia su famosa escena de la carrera al límite en el canal, que se convertiría en un símbolo de la juventud de la época. Su último papel fue el de Jett Rink en Gigante (estrenada en 1956 y por el que volvió a ser nominado al Oscar, esta vez póstumo).
Jett es un trabajador muy complicado que trabaja para un terrateniente casado con una preciosa mujer. Tras mucho esfuerzo, Jett consigue un pequeño pedazo de tierra (insignificante más bien), pero que por fortuna le hará muy rico. No obstante, todo el dinero no le puede dar lo que él quiere, la mujer de su antiguo jefe. Gran aficionado a las carreras de coches, nada más terminar el rodaje de Gigante se marchó a competir en una carrera con el nuevo bólido que se había comprado.
En lugar de transportar el vehículo hasta el lugar de la carrera, decidió pilotarlo hasta allí, pero de pronto, otro coche que venía de frente a gran velocidad colisionó con Dean, muriendo éste en el acto. Muchos fueron los que dijeron que fue un suicidio, pues les extrañaba el hecho de que antes de la carrera visitara a todos sus amigos, vestido de negro, algo que no era nada común en él. Siempre fue una persona un poco reservada y poco amiga de las grandes masas. Se dice que no acudió al estreno de al Este del Edén, sino que acudió al cine como un espectador más unos días después. Fue su personalidad rebelde la que encandiló al público americano, la que le convirtió en una estrella con tan solo tres películas y la que le convirtió en el gran icono de una sociedad complicada y confusa.
Redacción: Fernando Cabrera. Periódico El Lorquino.