Cultura
Recuerdos de Triana. 32 años después
Eran las 6 de la tarde de un 14 de Octubre de 1983 cuando llegó el fin de una de esas bandas que dejan marca. Esa triste tarde, Jesús de la Rosa Luque, cantante, teclista y principal compositor de Triana, encontraba la muerte al colisionar contra otro vehículo mientras conducía.
El famoso grupo, que ya empezaba a mostrar ápices de decadencia, puesto que en sus últimos discos habían tomado un cariz mucho más comercial que no gustó tanto a sus fans, se tornaba en leyenda. Jesús nació en Sevilla en 1948. Durante los años 60 formó parte de algunas formaciones que perseguían la fórmula de The Beatles, pero ninguna de éstas consiguió éxito alguno. Más tarde intentaría incorporarse a la banda madrileña Los Bravos, pero estos le rechazarían por su marcado acento andaluz.
Sería al entrar a formar parte del grupo, en vías de extinción, Tabaca, cuando conocería al guitarrista Eduardo Rodríguez Rodway. Tras disolverse ese grupo, los dos se unirían al percusionista Juan José Palacios (al que llamaban Tele) y a la pareja Lole y Manuel para formar Triana. El famoso matrimonio flamenco apenas tendría relevancia en el grupo y pronto tomaron su propio camino. De esta unión en la que los géneros musicales eran tan diversos, surgiría el denominado Rock Andaluz, aunque es cierto que no fueron los pioneros, sí serán quienes le darían mayor repercusión, fama y profundidad.
La segunda mitad de la década de los 70 fue una época muy confusa y llena de nuevas experiencias tanto a nivel musical como a nivel sociológico, pues ambos mundos fueron de la mano. Triana presentaba una maduración de lo que se había ido haciendo unos años antes por grupos como Smash.
Fusionarían el flamenco con el rock progresivo al más puro estilo Pink Floyd y nos regalarían algunos de los temas más maravillosos de toda la música española; canciones como Abre la puerta (para mí la mejor canción en español que he escuchado nunca), El lago, Sé de un lugar, Diálogo, Hijos del agobio…
Nos encontramos con guitarras españolas y teclados con un aire psicodélico que se unían a una batería magistralmente ejecutada, a solos de guitarra eléctrica, que no tenían nada que envidiar a Hendrix, y a la voz de Jesús de la Rosa que daba esa atmósfera flamenca definitiva.
Seis fueron los discos que el grupo nos dejó, creándose una clara diferenciación entre los tres primeros, que son los considerados los realmente buenos (El patio, 1975; Hijos del agobio, 1977 y Sombra y luz, 1979), y los tres últimos (Un encuentro, 1980; Un mal sueño, 1981 y Llegó el día, 1983) que tomaron otro ambiente más pop que hizo que el grupo empezara a perder su identidad. No obstante, de esos tres últimos quedarían también excelentes temas como Llegó el día, Una noche de amor desesperada, Cae fina la lluvia o Tu frialdad. Ante esta decadencia que iba en aumento, de haber continuado el grupo, se hubiera prolongado ese descenso y quizá no se hubiera convertido en lo que es hoy en día.
La trágica muerte de Jesús conmocionó a España y forjó la leyenda del trío andaluz. Una leyenda que se ha intentado profanar al intentar tomar el relevo otra generación más joven que sigue exhibiéndose bajo el nombre de Triana. Pero no… Triana sólo hubo una y nadie los sustituirá (aunque fueron los mismos ex-miembros de Triana los que quisieron continuar con el grupo, aunque Rodway lo dejaría más tarde y al morir Tele en 2002, los derechos pasarían a la viuda de éste), pues ya son un mito musical de este país, por su profundidad, su atrevimiento y su maestría.
Actualmente siguen existiendo otros grupos herederos de esta fusión tan dispar, aunque orientados a un terreno más heavy como el de los famosísimos e impresionantes Medina Azahara, y otros menos conocidos, pero igualmente recomendables, como Arábiga.Y es que lo bueno de la buena música es que es y será inmortal.