Cine
Nuestro cine navideño (o a veces antinavideño)
Estamos en esa época en que nos gusta encerrarnos en casa, calentitos, con la estufa, muchos se juntarán con la familia y otros no tanto.
EL LORQUINO / Pero el caso es que en esta época es cuando nos vuelven a fusilar inmisericordemente con decenas de películas navideñas, la gran mayoría, infumables e insoportables, pero otras muy divertidas, otras llenas de un gran sentimiento y otras que nos harían pensar mucho. Lo típico es ponerse a pensar en Qué bello es vivir, una gran película, sin ninguna duda, y un clásico imperecedero.
En otro ámbito totalmente distinto, otros pensarán en películas como Solo en casa, ¿pero que hay de nuestros filmes navideños? En España también son muy típicas las películas navideñas y las hay de todas clases.
Unas más sencillas y otras con mensaje incluido por lo “bajini”, porque había que esquivar a esos “simpáticos” censores de la época. El primer gran caso, y muy divertida de ver, sería Plácido (1961) del maestro Berlanga. Una de esas desesperantes e hilarantes historias tan del director valenciano, en las que los personajes protagonistas son engatusados por algún liante y se pasan la película detrás de él, intentando que les de lo que le prometieron.
El protagonista es Plácido (interpretado por Cassen), que se pasa la película con una cesta de navidad en las manos tras el infame Gabino Quintanilla (José Luis López Vázquez), mientras algunos ricos e hipócritas aristócratas intentan aparentar una falsa caridad bajo el eslogan: Siente un pobre a su mesa.
Una película llena de picajosa ironía en cuyo final aparece una especie de villancico que deja claro el propósito de la película, algo bastante claro y que cuesta pensar que pasara la censura:
Porque en esta tierra ya no hay caridad
Ni nunca la habido, ni nunca la habrá.
En el extremo opuesto nos encontramos La gran familia (1962), que se estrenó un año después, quizá para llenar el vacío de calor navideño que dejó Placido. Ésta es la mejor publicidad hacia la típica familia española, numerosa, unida y cristiana, que intentaba promocionar el régimen.
No obstante, no se puede dudar de su calidad y su emotividad. ¿Alguien no recuerda al gran Pepe Isbert, desconsolado, buscando a su nieto Chencho en medio de Madrid? Y llegamos al cine en color y de la mano de uno de los más grandes humoristas que dio este país, Paco Martínez Soria; me refiero a Se armó el belén (1969). No nos engañemos, ésta la ponen seguro en Cine de Barrio, sí o sí. Pero es que nunca se desprecia una del mítico Paco; y eso que ésta no es de las mejores del famoso actor.
En ella el desaparecido actor da vida a un párroco que casi no tiene feligreses, por lo que decide montar un belén viviente para atraerlos, pero algunos vecinos ateos intentarán impedírselo. Queda patente la propaganda franquista de que ser un buen cristiano es bueno y ser ateo te hace un sinvergüenza, algo muy propagado en aquellos tiempos, pero la película, como buena comedia, nunca desmerece a pesar de todo.
Para pasar un buen rato agradable con la familia y echar unas sinceras risas. Saltamos muchos años, unas décadas, para plantarnos en 1995. Bueno, comparada con las anteriores se podría considerar moderna, pero ya tiene sus veinte añitos. A El día de la Bestia podríamos considerarla antinavideña por excelencia, pues nos plantamos en plena Navidad, en un Madrid oscuro y desagradable en el que un cura (Alex Angulo), un heavy (Santiago Segura) y un presentador de televisión se pasan la Nochebuena recorriendo esa lúgubre capital, intentando impedir la llegada del Anticristo. Sobra decir que ésta es una de esas películas de culto que nadie debería dejar de ver. Canalla, divertida y adictiva. Algo que no se había hecho nunca y que ha pasado a la historia del cine español por sus grandes momentos.
—Jose María, ¿tú eres satánico?
—Sí, sí… y de Carabanchel.
Cuatro películas navideñas (o no) Made in Spain, que se alejan de esos empalagosos tópicos americanos que, tan insufribles, nos acosan todos los años con su Santa Claus, su Jingle Bells y sus casas ultradecoradas a base de horribles lucecitas. Si no las habéis visto, no lo esperéis más, pues son cuatro grandes películas para elegir qué tipo de Navidad preferís.
Redacción: Fernando Cabrera. Periódico EL LORQUINO.