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«¿Nos vamos de funeral?»

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«¿Nos vamos de funeral?»

Leonor Gómez Perán. Periódico EL LORQUINO. 12/07/2016 

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En imagen: funeral del General Prim

POLÍTICA, ¡NOOO!

Ante lo que considero escasa altura de miras de algunos de nuestros políticos, por lo que veo más preocupados por su ego, yo, yo y por supuesto tercero yo y mi puesto, me refugio en el mundo de la caricatura, el cómic. ¡Ay! Atrás quedaron los tiempos en los que el poeta latino Horacio del año 65 a. C – 8 a. C. decía dulce et decorum est pro patria mori, así es, dulce y decoroso es morir por la patria. ¡Ostras! Recordemos al asesinado general Prim , por el más que probable general Serrano, efectivamente, el que da nombre a una de las calles más famosas de Madrid, cuando dijo en nuestra enaltecida Cataluña: ¿Me esperáis a mí? Si creéis que vertiendo mi sangre ha de salvarse la patria, ¡haced fuego!; llegados a este punto reflexiono con nuestro refranero popular y me viene a la memoria si la envidia fuese tiña, ¡cuántos tiñosos habría!; este pasaje es rememorado por el murciano Francisco Pérez Abellán en Prim, la momia profanada. Aún así, no quiero caer en la desilusión en el hombre que refleja William Golding en su Señor de las moscas de 1954.

La Batracomiomaquia, batraco, batracio, rana, mio, ratón y maquia, batalla, es una obrita anónima datada en el s. VI a. C./s. V a. C. que se podría catalogar como una graciosa parodia de la tradición épica, centrada en este caso en la Ilíada de Homero, donde encontramos personajes parlantes muy curiosos como el ratón Robamigas, la rana Inflamofletes, en alusión a Diomedes y Glauco, o el excelso Robapartes, caricaturizando a Aquiles; entre otros miembros de esta caterva ratonil y batracia, no me resisto a no dejar de mencionar a Lameplatos, Pateaollas, Fangoso, Lamemolinos, Roejamón, Vocinglero, Lamehombres, Charcoso, Muchasvoces, Comecosto, Yacenelfango, Pisacoles, Croador, … que parecen una caricatura de la actual sociedad española y llevémoslo a los ámbitos que consideremos oportunos. Este panorama me traslada a una tempestad, obligado epílogo de toda novela de aventuras … encrespóse el mar y nubes llegadas de todas partes cubrieron con sus tinieblas la claridad del día … del escritor latino Petronio situado en el s. I d. C. en El Satiricón, novela de costumbres y aventuras.




Ahora, voy a incendiar mi discurso citando a Manuel Azaña, presidente de la II República española, que al margen de sus luces y sombras, como Casas Viejas, parlaba óptimamente, como quedaría demostrado en su conferencia Grandezas y miserias de la política en El Sitio de Bilbao, el 21 de abril de 1934 : … Y cuando no se tiene ese amor al país, que no es amar una entelequia, ni desarrollar un tema en una pizarra, sino que es poner la mirada y el calor del corazón en servir a contemporáneos suyos, con sangre en las venas; cuando no se tiene ese amor al país, se podrá ser un genio político, pero se es siempre un desalmado. Azaña empleó el término aristotélico entelequia, estado de perfección hacia el que tiende cada especie de ser. Por tanto, esperaría que las heridas, intelectualmente hablando, de ese negro período de nuestro siglo veinte quedasen cerradas y nunca se volviesen a abrir como la caja de Pandora, que al destaparla salieron todos los males, excepto la falaz esperanza. Vale.

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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