Entrevistas
Henry Mera (hostelero): “Lorca tiene mucho potencial y es un buen sitio para invertir, pero hay que hacer cosas nuevas”
Henry Mera, hostelero y dueño de la taberna La Esquinica: “Lorca tiene mucho potencial y es un buen sitio para invertir, pero hay que hacer cosas nuevas”
Aterrizó en Lorca hace más de 20 años, desde una lejana ciudad frente a las Islas Galápagos; desde entonces ha trabajado incansablemente por la hostelería de nuestra ciudad, primero como empleado, y actualmente como emprendedor, y regente de la famosa taberna “La Esquinica”, un conocido local céntrico en nuestra ciudad. Hoy en Periódico El Lorquino, Henry Mera, nos cuenta su visión de la hostelería de Lorca, sus propuestas de mejora y sus posibles futuros proyectos para una Lorca a la que ama y admira y de la que, asegura, nadie le va a mover.
Cuatro años ya desde que empezó su negocio, en los que ha tenido que lidiar, entre otras cosas, con la pandemia. ¿Cómo le va?
Al principio, antes de la pandemia, todo iba “normal”; y cuando ya habíamos cogido alas, llegó la dichosa pandemia. Así que ahí andamos, luchando, reinventándonos en términos gastronómicos; si no funciona esto, pues tenemos que probar con otra cosa, o con otra. Pero siempre hay que poner algo nuevo. Y ahora, en tiempos de coronavirus, uno tiene que destacar tanto en el trato al cliente y ofrecer estabilidad y seguridad sanitaria; una limpieza escrupulosa de las mesas, las sillas, y los baños, y el gel siempre disponible, que ha llegado para quedarse…
Desde dentro, ¿Cómo ve en general, el sector de la hostelería en Lorca?
Apagado, en general. Es verdad que los viernes funcionamos bien, y siempre tenemos nuestro “chorrico” de gente. Pero entre semana, a las 22.00 y las 23.00, está todo cerrado. Los domingos también cerramos porque, haciendo cuentas, no sale rentable. En general, tenemos meses que sí vamos bien, otros meses que no. Es la Semana Santa y la Navidad lo que alienta a la hostelería a salir adelante.
¿Qué medidas propondría usted para “encender” un poco más este sector en nuestra ciudad?
Pues no sé qué decirle. Creo que la clave está en reinventarse, hacer lo que no hay. Sabemos que mucha gente los viernes se va de Lorca porque no encuentran lo que ellos quieren. Creo que necesitamos otro tipo de ocios, de terrazas; sitios diferentes, bonitos y elegantes. Yo apuesto por Lorca, es un buen sitio para invertir; tiene potencial y hay gente para todo. Pero hay que hacer cosas nuevas, y saberlas hacer. Si hay un sitio que merezca la pena, la gente va a ir, está claro.
Pero, además de incentivar los negocios y hay que incentivar el turismo en la ciudad. Yo hago todo lo que puedo dentro del perímetro de la ciudad, pero yo no puedo atraer turistas. Hay que apostar por la elegancia, por la distinción… Mire, hace poco estuve con mi mujer en Suiza y me quedé admirado; allí las terrazas están muy preparadas para los bares. Imagínese, allí es el Ayuntamiento el que monta las infraestructuras, las terrazas y los toldos… y las terrazas son tan confortables que parece que estuvieras en tu casa. Yo no quiero que nadie me regale nada, pero sí que nos dejen trabajar. Hay que derrochar glamour, ofrecer proyectos bonitos y buenos. Y lo bueno se vende solo.
¿Cómo definiría usted el perfil del cliente medio de Lorca?
Es un cliente excelente, que busca un entorno familiar. En nuestro local tratamos de complacer esas necesidades.
Usted vino de Ecuador hace 20 años
Sí; yo vengo de Manta, al frente de las Islas Galápagos, donde había, por cierto, muchos gallegos y vascos. Yo vine en el año 2000 a Lorca, ya con una experiencia previa en la hostelería. Hace 20 años, allí, en el sector de la hostelería, había muchas menos recursos y posibilidades que aquí, supongo que ahora será diferente… Ahora hay gente de aquí que se ha ido a invertir allí. Aunque a mí ya nadie me mueve de Lorca; es una ciudad que me gusta, a la que quiero y respeto. Es parte de mí, cuido mucho sus parques, sus calles, las plantas…¡De aquí no me voy!
Cuéntenos, ¿cuál ha sido su recorrido hasta ahora en la hostelería aquí en España, antes de emprender su propio negocio?
He tenido la suerte de trabajar en la hostelería desde que estoy en España; la hostelería me encanta, me apasiona, es mi vida. Me formé como camarero en el antiguo restaurante “El Teatro”; su dueño, Juan Francisco Díaz Martínez fue mi mejor maestro, y para mí es una eminencia. Allí aprendí a transportar y a servir platos, que no es lo mismo. Lo mejor es adaptarse al cliente, es mejor que una persona se adapte a cuarenta millones, que a la inversa
Es una plaza difícil Lorca, ¿no?
Lorca es una buena plaza, pero difícil; hay que tener mucho cuidado, a la primera que no trates bien a la gente, vas fuera, esa persona ya no vuelve… Aquí hay gente que apuesta por mí, ya me han ofrecido tres negocios de hostelería en la ciudad. En estos tiempos de pandemia me da miedo, pero quizá con el tiempo pueda aceptarlo. Son locomotoras muy grandes, hay que invertir mucho dinero, pero tengo 42 años, y muchas ganas de trabajar.