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¿Es que nadie va a pensar en los niños?

Opinión

¿Es que nadie va a pensar en los niños?

Fernando Cabrera. Periódico EL LORQUINO. 08/02/2016 

Sin duda alguna, y con profundo pesar, quedó claro que la imagen de este fin de semana no fueron los carnavales, ni mucho menos. Saltó una grave polémica sobre una actuación en plena calle. Unos títeres que delante de decenas de niños representaban La bruja y don Cristóbal, una peculiar historia bastante peculiar y que quizá se representó en el lugar que no era.titere

Tenemos una violación, distintas muertes y la joya de la corona, un cartel con un mensaje de lo más desafortunado: GORA ALKA-ETA. Ahora los responsables de esta representación se enfrentan a una condena por enaltecimiento del terrorismo, pero… Bueno, lo más sencillo y bonito es situarse en uno u otro extremo.

Están los que les apoyan incondicionalmente, nombrando a la libertad de expresión de la que todos gozamos, y están los que les condenan ya directamente a la silla eléctrica. Tan malos me parecen unos como otros. Pero para hablar hay que conocer, y la mayoría de los que han abierto la boca no saben ni de que va el tema. Primero hay que conocer la historia y el porqué de tantas cosas que han levantado mucho humo pero pocas cosas tangibles.

La historia de los titiriteros trata de una bruja que va a ser desalojada de su casa por el propietario legal de ésta. Éste propietario viola a la bruja (viola a una bruja, no una monja como dicen los medios) y ésta en la pelea, mata a su agresor. De la violación nace un niño, y una monja aparece con la intención de robarlo, pero la bruja se lo impide y acaba matando también a la monja durante el forcejeo. Tras esto, aparece la policía, que apaleará a la bruja hasta dejarla inconsciente y le coloca el famoso cartel de GORA ALKA-ETA, para realizar un montaje en la que acusa a la bruja de terrorista. Llegará el juez que la condenará a muerte en la horca, pero la bruja le engañará para que sea el juez el que acabe muriendo en la soga, como medio para salvar su propia vida. Una vez leído el argumento, vemos que la polémica ha sido alimentada más de la cuenta por los indignados padres y los medios poco decentes.

En ningún momento se enaltece al terrorismo ni las violaciones a monjas. De hecho me parece una historia terriblemente buena y que deja ver, de una forma grotesca y caricaturizada, las terribles realidades que ocurren día a día en nuestra sociedad. Entonces… ¿Deberían ir a prisión esos hombres? Yo mismo me exalté al conocer la noticia por televisión, pero como no se puede hablar sin conocer ambas partes, creo que es una medida excesiva y oportunista de hacer política, de llevar “terroristas” a la cárcel, aun sin serlo.

Existe una cosa llamada libertad de expresión, y ellos hicieron uso de ella. Ahora bien, igual que existe la libertad de expresión, existe la responsabilidad. Me parece una verdadera aberración el haber representado esta obra delante de niños pequeños. ¿Qué saben los niños acerca de todas esas cosas? ¿Ellos entienden lo que quiere decir GORA ALKA-ETA? ¿Entienden que haya violaciones, juicios y condenas a muerte? Creo que fue un acto ruin el haber interpretado ese tipo de cosas delante de unas personitas que todavía no han sido corrompidas.

Nos encontramos ante lo más puro dentro de la raza humana: los niños. En su privilegiada mente todavía no se ha establecido la maldad, no se ha establecido la corrupción, no se ha establecido ni el racismo ni la homofobia. Ellos son mejores que los adultos en todos los sentidos. Pero sus maravillosas mentes son tremendamente amoldables, y estas cosas dejan marca. No hay derecho a que se corrompan tan pronto. Ya tendrán tiempo de ser participes de la maldad diaria de la que todos formamos parte.

La magia sigue en los niños, las creencias más increíbles y que ellos toman por ciertas. Un primitivismo excepcional que no debería acabar nunca, pero que acabará con el tiempo; en unos más que en otros. Ya tendrán tiempo de que sus cerebros se llenen de la violencia de las guerras y crímenes que nos asolan, ya lo tendrán para que sus sesos se pudran viendo las mujeres y viceversas, viendo grandes hermanos, viendo a esos seres que pululan por la telebasura; y sus padres tendrán la difícil misión de convencer a esa criatura casi corrupta de que es mejor estudiar mucho para cobrar un sueldo normal o miserable, que salir en la tele haciendo el imbécil y cobrar una pasta.

En vez de cárcel para los titiriteros, yo pediría responsabilidades, y habría que hacerlo ya. ¿Quién pensó que ese espectáculo era para niños? ¿Quién fue el inútil que lo permitió? ¿Quién llamó a estos artistas para actuar sabiendo el tipo de espectáculo que había? Ese es el verdadero culpable.

No obstante, también quiero llamar a la conciencia de esos artistas y decirles que aunque su obra me parece de lo más interesante y que yo la hubiera visto; sabiendo que estaban en presencia de niños pequeños, incorruptos, deberían haber pensado en la posibilidad de abortar misión, o en todo caso, tener un plan B. Una actuación infantil, que pudiera reivindicar los mismos valores y denuncias, pero con un tono menos cruel.

Y es que mientras se discute si son o no terroristas, nadie se para a pensar en que los que han recibido el daño no son otros que esos pequeños. Nadie, ninguno de los medios, ha pensado que el dichoso cartel de las narices era lo que menos importaba en esa actuación tan desapropiada y fuera de lugar.

Ánimo para los titiriteros y espero que todo se aclare de la mejor forma posible para todos, que el fallo no quede sin castigo, pero sin llegar a entrar en materia de política, porque aquí el problema no es político, sino emocional.


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Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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